
Sigue el drama de la panadería familiar a la que un vecino no deja trabajar. Claudia Ibaceta, una de las damnificadas, habló con Anticipos y contó cómo se la rebusquen para continuar con el negocio en pie a pesar de no poder ir a su lugar de trabajo por la perimetral que le puso un vecino.
El drama de la panadería de Hurlingham ubicada en Río Colorado 1806 comenzó el 29 de marzo de 2021, cuatro días antes de su inauguración y parece no tener fin. Los vecinos del barrio acusan que quien inició las denuncias es un reconocido abogado de la zona que estuvo al frente de las demandas contra el Aeropuerto de El Palomar.
Claudia es parte de una familia de gastronómicos y pasteleros. Hoy en día sus hijos también son parte del rubro, pero todos trabajan en Capital Federal. Sin embargo, decidieron mudarse a Hurlingham porque es el barrio de su marido.
“Está mi suegro y fue para estar cerca de ellos, para que nuestra hija que tiene 3 años este cerca de sus abuelos. Siempre me pareció una buena ciudad Hurlingham por eso decidimos venirnos”, relató.
Y así fue que comenzó su sueño de la panadería Johnston Bakery. “A mi hija le empezó a gustar y me empujó para poder hacer realidad nuestros sueños. Empezamos a pedir plata, a ahorrar, a sacar préstamos, créditos, para ir comprando y haciendo todo y buscamos un lugar cerca de nuestra casa. Vivimos a cuatro cuadras de nuestro emprendimiento”, señaló.
El drama de la panadería de Hurlingham

El 3 de abril de 2021 se inauguró el espacio. Para ello pidieron los permisos y habilitaciones correspondientes. Sin embargo, cuatro días antes ya habían empezado los conflictos con la llegada de una carta documento al celular de Claudia y su hija.
Allí les advertía que “nos abstuviéramos de abrir cualquier tipo de comercio porque él iba a continuar con las acciones pertinentes”.
Las dos veces que la familia se acercó al vecino para hablar el abogado lo denunció como amenazas. “Siendo que fue a hablar. Él se puso mal porque los señores estos nunca atendieron, no quisieron hablar y luego dijeron que ellos no iban a parar hasta que no cerremos, que conocíaN todos los movimiento míos y de mi hija”.
“Lo que también él dijo es que era grasa un comercio frente de su casa y a mi hija le dijo que él no quería disturbios ni gritos en horarios de descanso”, sumó.
Finalmente la fiscalía rectificó la perimetral. “Eso sigue avanzando. A nosotros no nos quedó otra que poner un abogado porque como este vecino es abogado y sabe los vericuetos legales tiene tiempo para insistir en todos lados, en la policía, fue hasta la fiscalía federal y hoy en las fiscalías de Morón”.
“Él se dedica a insistir porque lo único que hace es estar pendiente con sus cámaras hacia nuestro comercio. Lo que hacemos y no nos quedó otra, es poner un abogado. Nosotras hoy seguimos sin poder llegar a trabajar, nos cortaron el derecho a trabajar”, lamentó Claudia.
Mientras tanto, la panadería está a cargo del yerno de Claudia, ya que ellas no pueden acercarse. “Desde acá le tenemos que decirle fijáte esto, aquello, pero nosotras no podemos trabajar, nos cortaron nuestro derecho. A 300 metros no nos podemos acercar, yo vivo a 400”, reiteró.
Claudia y su hija ruegan que el Juez de Garantías dictamine que la situación es inconstitucional y que les permitan volver a trabajar. A la par, el sábado realizaron una marcha que contó con el apoyo de los vecinos.
“Desde un primer momento estuvieron conformes y contentos con la panadería por los cuidados, limpieza, orden e higiene. Muchos vecinos tuvieron que salir de testigos siempre a favor nuestro y en contra de esta persona porque de la fiscalía han sido llamados ciento de vecinos”, detalló.
El drama de la panadería de Hurlingham

Respecto al denunciante, Claudia señaló: “Hay vecinos damnificados por otras denuncias siempre de la misma persona, inclusive gente de El Palomar porque son damnificadas por el cierre del Aeropuerto”.
Por esta situación puntual también se ven afectados los trabajadores de la panadería y merenderos con los que la familia colabora con sus producciones.
“Necesitamos que se de a conocer que es algo muy injusto por una persona que tiene su trabajo, su hogar, su vida, pero nosotros no vinimos a hacerle daño a nadie ni nada ilegal a nadie, desde el primer día fuimos, averiguamos en la municipalidad para poder estar todo el regla y tenemos todo lo que nos pide, libreta sanitaria, todo”, sumó.
Claudia y su hija cumplieron el sueño de mudarse y abrir su panadería, pero hoy se enfrentan a una situación inimaginada: “Nunca pensamos que podíamos llegar a esto, a quedarnos sin nuestro trabajo, nuestro sueño, esfuerzo, endeudarnos en plena pandemia”.
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