
El cantante de Ella es Tan Cargosa y vecino de Castelar Rodrigo Manigot lanza su tercer libro donde cuenta los desafios de ser escritor con guiños a Ituzaingó y Morón.
Rodrigo Manigot lanza su tercer libro con la siguientes sinopsis:
Alberto Laiseca decía que había que leer mucho más de lo que cada uno llegara a escribir. Que mientras estuviéramos conectados con la lectura lo otro ya iba a venir. Que era algo inevitable. Rodrigo lo expone bien en estas páginas al mostrarnos su ansiedad lectora. Y; también; el camino que se inicia una vez que se decide compartir lo que uno hace. La importancia de los talleres; de quienes los dictan y; sobre todo; lo que ha quedado históricamente invisibilizado: las compañeras y los compañeros de taller; de su rol. Del compromiso tanto con los textos propios como con los del resto del grupo. Y del equilibrio justo entre el aliento y la competencia.
Divinas metáforas futboleras propias de un país del que surgió un D10s y hasta un Messías. La literatura de saldos como formación. La música ahí; todo el tiempo. La educación sentimental de quienes nos criamos en el Oeste. Y esa universalidad. Más la sabiduría propia del diablo por aquello de saber más por viejo que por diablo. Porque si cruzamos el medio siglo de vida algo; por lo menos; seguro que aprendimos.
De ese peregrinar y de los años de continuidad en un espacio nos habla Rodrigo Manigot en este libro; con esa honestidad bestial que caracteriza su escritura; sus canciones; su trabajo.
Hace más de un año, el músico se reunió con el escritor Leo Oyola para concluir unlibro nuevo que relataba los años más difíciles de su banda. Si bien aun no se publicó, su amigo dividió ese texto en tres:
Uno relataba experiencia en el taller que dictaron en el 2002 Juan Forn y Guillermo Saccomanno en Barrio Norte; otro hablaba de una historia con su vecino de Castelar Eduardo Sacheri y el tercero era un retrato de la vecina de Hurlingham Moni Hoqui.
Al poco tiempo, la editora de La Crujía, Sabrina Sosa, citó a Manigot en un bar y le propuso escribir un libro para la serie Ser escritor.
Si bien en el proceso no hizo ningún taller, Matías Bauso, editor de su primer libro, siempre le daba algún consejo.
Para darle forma recordó sus tiempos de lector de El Gráfico y de políticos como Jauretche, Scalabrini, Cooke, Walsh en la adolescencia, entonces decidió anotar los relatos que tenía y ordenarlos cronológicamente:
- Los ochenta en Castelar
- Los noventa, cuando se mudó solo a Ituzaingó
- Los dos mil en Castelar sur, cuando arma Ella es tan Cargosa
- La cuarta década la define como «su etapa personal más oscyra»
Rodrigo escribía Las cosas que empecé de grande, cuyo nombre iba a ser Mesa de saldos, como un homenaje al Rodrigo escritor de los comienzos de siglo, pero en modo de ficción. Sin embargo, su editor Leo Oyola le sugirió dejar de lado la ficción. Y así fue.
«Las cosas que empecé de grande es un inventario también de mis temores e inseguridades», afirmó Manigot .
El libro llegó a La Crujía, desde donde le hicieron correcciones que Rodrigo aceptó con total humildad. «Sabemos que la corrección es infinita, y que siempre va a haber algún error que se nos pasó. Mejor pensar en un nuevo libro. Que Las cosas que empecé de grande, de una vez, se largue a caminar solo», concluyó.
