María Luisa ‘Mimita’ Anido nació en Morón el 26 de enero de 1907 y falleció el 4 de junio de 1996. Fue una guitarrista clásica, compositora, y pedagoga argentina. Su fallecimiento se dio en Tarragona, Cataluña, donde se encuentra sepultada.
¿Quién fue María Luisa Anido? Al debutar como concertista se la consideró como un caso de precocidad, éxito que consolidó a lo largo de los años, presentándose ante los públicos de países de América y de Europa, así como del Japón. Se la conoció como «Mimita».
Cuando tenía nueve años, dio su primer recital. Para luego conocer y tomar clases bajo la dirección de Domingo Prat y Miguel Llobet y tres años más tarde se recibió como concertista.
Con tan solo 11 años, en 1916, debutó con su Torres como concertista en el Salón «La Argentina» de Buenos Aires, foro destinado a los más ilustres guitarristas de la época.
Conquistó valiosos premios y en en 1921 obtuvo el de la Asociación Wagneriana. Tuvo una notable colección de guitarras que pertenecieron a famosos ejecutantes.
Desde el año 1941 ejerció la cátedra de guitarra en el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico de Buenos Aires. En 1966 celebró sus bodas de oro con la música, considerando que brindó su primer concierto en el Salón La Argentina en 1916.
En 1952, viajó por toda Europa por primera vez; y la editorial Bèrben le publicó su Aire de Vidalita, en Italia. Esta pieza está inspirada en una de las canciones líricas más populares del folclore argentino.
Al año siguiente, partiendo de influencias folklóricas, Mimita compuso Canción de Cuna, que fue publicado también en Italia en 1953. El triplete sirve como optimista a cada barra, y refleja el movimiento de balanceo en la cuna, o en los brazos de una madre. Esta miniatura impresionista revela una vez más su sensibilidad aguda.
Su labor de compositora comprende un álbum de cinco obras originales y transcripciones, Impresiones Argentinas un libro de nueve obras para guitarra editado en 1953 y veinte obras de autores célebres transcriptas para guitarra.
Una gira realizada en 1971 y primeros meses de 1972 la llevó a Europa y Asia, presentándose por quinta vez en Japón. En Francia grabó un disco de larga duración y actuó en televisión y recitales, lo mismo que en Italia.
En Morón actuó desinteresadamente en reuniones y festivales benéficos y como nadie es profeta en su tierra, hoy Morón le debe el merecido homenaje al que es sin duda acreedora por sus condiciones artísticas y humanas.
En 1976 se estableció en Barcelona, donde residió hasta el 1987, en que fue contratada por el gobierno cubano para ejercer la docencia en La Habana. Y en 1989, volvió a Cataluña, donde permaneció hasta su muerte.
Fue la cuarta hija del editor Juan Carlos Anido y de su esposa Betilda González Rigaud. Su familia se trasladó a Buenos Aires cuando ella era muy joven. Su padre la guió guiándola en sus primeros pasos artísticos en el mundo de la guitarra enseñándole los primeros acordes y acompañándola en sus primeras giras nacionales e internacionales. Gracias Juan Carlos Anido María Luisa conoció a guitarristas de renombre como Emilio Pujol, Sainz de la Maza, Miquel Llobet, Josefina Robledo y Domingo Prat un prestigioso guitarrista y pedagogo catalán que en en 1914 se convertiría en su maestro y tutor artístico gracias al cual participó en diversas audiciones musicales (1916-1918), suscitando admiración de la crítica.
Cuando tenía nueve años, dio su primer recital. Estudió guitarra bajo la dirección de Domingo Prat y Miguel Llobet y tres años más tarde se recibió como concertista.
Como muestra de la adoración que sentía Mimita por su su padre que compró en España la famosa guitarra Torres que había sido propiedad de Francesc Tàrrega.
Algunos excelentes intérpretes de guitarra del siglo xx, se volcaron a la composición como una salida adicional para expresar su arte. Ellos fueron a Miguel Llobet, Andrés Segovia, Agustín Barrios, Emilio Pujol, Abel Carlevaro, Nikita Koshkin, Stefan Rak, Carlo Domeniconi, Andrew York, y Dušan Bogdanović. Y sólo dos mujeres: María Luisa Anido en Argentina y la austriaca Luise Walker, también dejaron productos de su inspiración. Posiblemente por modestia, María Luisa Anido no registró todas sus obras. Son miniaturas que reflejan, con su característica honestidad, varios aspectos de su personalidad.
Aire Norteño, su pieza más popular, es un “bailecito”, una danza de galanteo de parejas sueltas e independientes, de movimientos vivos, presente en muchas fiestas nativistas, en el noroeste de Argentina, que generalmente viene acompañado de charangos, quenas y cajas. Anido frecuentemente toca las bajas notas en pizzicato, haciendo hincapié en la contraposición de 3/4 en el bajo y 6/8 en la melodía, una característica que se encuentra con frecuencia en el folclore argentino.
En Canción del Yucatán, Anido alterna el ritmo característico de habanera con triples y rubatos que marcan el carácter dulce y femenina de la pieza.
Miguel Llobet había hecho una brillante armonización de una serie de canciones populares catalanas. Siguiendo su ejemplo, Mimita recrea el ambiente íntimo de la canción mexicana Adiós…, Adiós… Preludio campero ilustra la actitud del gaucho al improvisar acordes en su guitarra hasta que aparezca una pequeña melodía sin prisa, con la tranquilidad y la libertad que la inmensidad de la pampa.
Sus Preludios Nostálgicos reflejan los periodos donde Anido vivió lejos de su terruño. Lejanía, dedicado a su pupilo Omar Atreo, lo compuso en 1962, publicándolo en 1971, en Buenos Aires. Mar y Gris los publicaría en España, en 1977. Una atmósfera impresionista impregna su estructura de acordes arpegiados. Lejanía muestra su melancolía a través de arpegios lentos; y, Mar fluye en continuos movimientos y transformaciones; y, Gris refleja una sensación de paz y de plenitud.
Si querés recibir las noticias de Anticipos Diario GRATIS a tu celular, envíanos un mensaje al WhatsApp de la redacción haciendo clic en el ícono que te aparece abajo a la derecha de tu pantalla.