De 40 años de democracia, Nuevo Encuentro gobernó la mitad

Martín Sabbatella fue y es el gran protagonista de la mitad de la vida democrática post dictadura en Morón. Promediando la década del ’90, tejió lazos políticos desde el Concejo Deliberante que llevaron a destituir por hechos de corrupción al emblemático Juan Carlos Rousselot y a marcar definitivamente un antes y un después en la política local.

De 40 años de democracia, Nuevo Encuentro gobernó la mitad. En 1999 y con solo 29 años de edad, Martín Sabbatella se convirtió en el intendente más joven de la provincia de Buenos Aires. Supo interpretar y coincidir con el hartazgo social a la dirigencia política, armó la fuerza vecinal Nuevo Morón para lograr cuatro años después, en 2003, un histórico corte de boleta con el 53 por ciento de los votos. Pero no conforme con tener reservado para sí una de las páginas más notorias de la historia de Morón, se decidió a armar un partido político nacional desde donde luego se abrazó al kirchnerismo. Ya embargado en la planificación del despliegue nacional, promovió a un joven miembro de su equipo , Lucas Ghi, para sucederlo en el cargo de intendente municipal y así logró el doble objetivo local: proteger a su bastión político territorial y darle continuidad al proyecto de ciudad.

(por Andrés Llinares).-

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A 16 años de aquel paso por la gestión, el balance es positivo. Lucas Ghi construyo un vinculo de gran reconocimiento en la comunidad y su gestión es muy valorada. Pero está impedido a otra reelección, así que Martín Sabbatella ya está elucubrando el tercer ciclo de Nuevo Encuentro en el poder local. ¿Cómo y con quién? Diego Spina, actual vice intendente y secretario de Obras y Servicios Públicos tendrá la responsabilidad de asumir esa tarea. Y para ello no solo contará con el impulso de Martín Sabbatella sino también con el aval y el empuje del propio Lucas Ghi. El exintendente y el actual, trabajan juntos para relanzar el gobierno, para fortalecer a Ghi y para darle continuidad al proyecto a través de la futura intendencia de Spina.

De 40 años de democracia, Nuevo Encuentro gobernó la mitad
Diego Spina y Axel Kicillof

El sabbatellismo gobernó Morón durante 20 años con una sola interrupción. El próximo 10 de diciembre comienza un nuevo periodo de gobierno por cuatro años mas y proyecta darle continuidad; lo que demuestra el grado de aceptación de la población en general y en particular de los sectores populares.

Eso llevó a que su fuerza sea una de las pocas que perdió en 2015 y volvió en 2019 con el mismo intendente que había dejado de serlo cuatro años antes. Con la paradoja de que este regreso lo hizo aliado a otros y otras a los que había enfrentado años atrás; paradoja que en verdad es consecuencia natural de la denominada Década Ganada y del proyecto construido por Néstor Kirchner, al unificar en un mismo espacio a quienes antes fueran circunstanciales adversarios.

Como sea, en Morón, todos reconocen en Martín Sabbatella la capacidad de conducir de ese gran conglomerado. Él, previsor y mirando siempre unos años hacia adelante, planifica con tiempo la continuidad de Nuevo Encuentro como cabeza del gobierno local. Tanto Martín Sabbatella como Lucas Ghi consideran que una buena gestión, la estructura militante y el acompañamiento de ambos garantiza la instalación de Diego Spina, tal como sucedió en la exitosa transferencia de Martín Sabbatella a Lucas Ghi también pensada con cuatro años de anticipación. Así Sabbatella piensa seguir trabajando en el crecimiento nacional de Nuevo Encuentro y el fortalecimiento del gobierno en el distrito que lo vió nacer. Ese es el pla A. Si ese plan no prospera, por el motivo que fuere, tiene un plan B que sus íntimos saben que prefiere no usar, pero que esta dispuesto a hacerlo: Martín Sabbatella 2027.

Sabbatella ganó por primera vez la intendencia de Morón 1999 cuando se impuso como Alianza frente al Partido Justicialista. Luego obtuvo una furiosa e inédita reelección en 2003, al atravesar la crisis que generó el Gobierno de Fernando de La Rúa y Domingo Cavallo, consolidando su vínculo con la sociedad moronense y protegiendo a los sectores populares. Y, por último, fue reelecto por tercera vez en 2007.

Dos años después de su última reelección, Martín Sabbatella le cedió el gobierno municipal a Lucas Ghi, el actual intendente que logró en las últimas elecciones generales también su tercera reelección.

Si bien una cosa es ganar y otra gobernar, después de 6 mandatos, dos ciclos de gobierno y 2.190 días en el poder, algo más que ganar debe tener Nuevo Encuentro como por ejemplo hacer las cosas bien y eso se llama gestionar.

Diego Spina, Axel Kicillof, Martín Sabbatella y Lucas Ghi en un encuentro de intendentes en El Palomar
Diego Spina, Axel Kicillof, Martín Sabbatella y Lucas Ghi en un encuentro de intendentes en El Palomar

En este momento, muchos militantes llaman al histórico celular de nuestra redacción para preguntar qué sabemos de los cambios que habrá en el Gabinete. Y la respuesta es repetitiva, según quién gane la Elección General (lo más probable es que sea Sergio Massa) se armará el Gabinete Local. No es lo mismo armar un Gabinete Municipal si el Presidente la Nación es Sergio Massa que si es Javier Dan Yeager Milei. Así que hay una sola opción: paciencia.

En una linea de tiempo, Nuevo Encuentro recorrió dos ciclos de gobierno. El primero con Martín Sabbatella como jefe comunal. Y el segundo con Lucas Ghi como intendente.

Martín Sabbatella logró demostrar de lo que era capaz y se fue por la puerta grande y a plaza llena, cuando rebalsó de invitados la General San Martín en diciembre de 2009 para partir rumbo al Congreso de la Nación. Lucas Ghi pudo demostrar de qué es capaz pero no está conforme, sabe que puede más pero la herencia que recibió el Gobierno Nacional, la pandemia, sobre la pandemia la cuarentena y la alteración de las relaciones internacionales por la guerra trabaron que desató Rusia sobre Ucrania, durante los dos primeros años de gestión lo limitaron. En cambio, los dos siguientes fueron expansivos.

Si finalmente se completa el escenario de Unión por la Patria y Sergio Massa gana el balotaje, se acomoda toda la columna vertebral política para Nuevo Encuentro y cae directamente en un planeta redondo en que la “unidad nacional” los va a incluir porque desde un primer momento dos coincidencias básicas unen al campo popular: la democracia y la cosa pública, justo los puntos que atacó la derecha positivista y decimonónica que representan Javier Milei y Mauricio Macri. Ambos pusieron en la agenda hasta la desaparición de la escuela y la salud públicas, la venta de órganos, el derecho a armarse y hasta la privatización del mar, dando de
lleno con esas propuestas contra la democracia.

Justamente fue ese discurso el que los hizo fracasar (aunque aún falta la última palabra). Y ante el fracaso no encontraron mejor opción que llamarse a silencio completando el círculo positivista que finaliza con el capítulo “con vos ignorante no tengo nada que debatir”.

La falta de aprecio por la democracia se ve en la alianza unilateral que Patricia Bullrich y Mauricio Macri entablaron quince días atrás con Javier Milei sin consultar a sus aliados de la UCR, la Coalición Cívica y el llamado Peronismo Republicano.

Todos estos errores de soberbia juegan contra las chances de Javier Milei. También la incapacidad de hablarle al otro, al distinto, al ciudadano que no lo votó y piensa que es un hombre enajenado, desquisiado, snob y kitsch.

En este contexto Lucas Ghi demostró lo contrario. Si algo podemos decir es que Lucas Ghi no está enajenado, ni desquisiado, ni es un snob, ni un kitsch. La contracara de lo que representa Lucas Ghi frente a Javier Milei hicieron su trabajo. Para mal de Juntos para el Cambio y los constructores mediáticos de personajes sin historia, Lucas Ghi persuadió de normalidad a un
electorado que finalmente lo votó con ganas.

Pero al recorte de la figura de Lucas Ghi como candidato, al trabajo en la calle que explotó en el momento justo, también hay que sumarle el despliegue militante de todos los integrantes de Unión por la Patria, ese oficio terrestre que a la gran mayoría de los positivistas detestan por grasa, mestizo y banal. Con estos tres factores, la posibilidad de hablarle al otro, la
explosión de la gestión en la calle y una militancia entusiasmada, se cerró el segundo ciclo en alza el que fue coronado con la reelección de Lucas Ghi.

Ahora Nuevo Encuentro seguramente hará una yuxtaposición a partir del 10 de diciembre actuando en el presente, pensando en mañana o el tercer ciclo sin perder sus principios y valores, consciente que es una fuerza popular eficiente, transparente en la gestión y con cuatro años más por recorrer.

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