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Se inauguró el Museo del Fitito en Caseros, partido de Tres de Febrero, donde nació el tradicional Fiat 600. En noviembre se realizará la fiesta del automovil y los interesados pueden participar.

Se inauguró el Museo del Fitito en Caseros. «Representa un símbolo indiscutido de la industria automotriz de nuestro país y todo un ícono de una etapa de nuestro pasado histórico como sociedad», expresaron desde el espacio.

El mismo se sitúa en las inmediaciones a la Municipalidad de Tres de Febrero (Juan Bautista Alberdi 4840), detrás del escenario de la playa de estacionamiento.

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Además, en noviembre se realizará la Fiesta del Fitito que reunirá a centenares de ejemplares para lograr batir un récord Guinness de cantidad de estos vehículos convocados.

El evento comenzará en el Autódromo de la Ciudad para salir en caravana y llegar todos al Playón Municipal de Caseros, a pocas cuadras de las fábricas de donde salieron todas las unidades fabricadas en el país.

Si sos fanático del clásico Fiat 600 y querés formar parte, podés completar el formulario y ser uno de los Fititos que se exibirán el sábado 4 y domingo 5 de noviembre.

¿Qué se puede visitar en el Museo del Fitito?

  • Ejemplares de colección itinerantes
  • Piezas mecánicas únicas
  • Un simulador
  • Una línea de tiempo contando la historia
  • Un espacio para los más chicos

El espacio también cuenta con imágenes de la antigua fábrica, cartas y documentos de la ex Fiat. También se exhiben publicidades de la época, vestimenta de ex trabajadores y piezas mecánicas únicas donadas por fanáticos y coleccionistas. A su vez, hay un sector en el que vas a poder escribir el recuerdo más agradable que tuviste a bordo de un fitito.

Su historia

La historia del Fiat 600 va desde su invención en Italia hasta su producción en Argentina. Se trata del recuerdo de los casi 300 mil fititos que se fabricaron entre 1960 y 1982.

El primer automóvil salió de la línea de montaje de la planta de Fiat Concord de Caseros el 8 de abril de 1960. Desde entonces, se estableció un vínculo estrecho con la ciudad, sus habitantes, y los trabajadores del complejo fabril donde la marca italiana inició su aventura industrial.

Durante las décadas del ‘60, ‘70 y ‘80, se adaptó a las necesidades de los ciudadanos locales con la fabricación de diferentes versiones para su uso en la ciudad y las rutas.

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