Clan Puccio: Su historia

Clan Puccio: Su historia e inicios (Galería). Fue el 22 de julio de 1982. La banda la lideró el militar Arquímedes Puccio junto a sus hijos Alejandro y Daniel, alias Maguila. También, el militar retirado Rodolfo Franco, Guillermo Fernández Laborda y Roberto Díaz.

Clan Puccio: Su historia e inicios. De la mente siniestra de Arquímedes Puccio y los resabios de la dictadura militar, salió el Clan Puccio, tal como se lo conoce: una familia de secuestradores y asesinos. La familia Puccio estaba compuesta por el matrimonio de Arquímedes Puccio y Epifanía Calvo y cinco hijos: Alejandro, Silvia, Daniel, Guillermo y Adriana.

Y vivían en una casona en San Isidro, un barrio de alto poder adquisitivo del conurbano de Buenos Aires.​ Se sospecha que Arquímedes estuvo involucrado en desapariciones forzadas durante el terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980 y llegada la democracia no quiso detener sus actividades ilegítimas.

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La foto de tapa, arriba, de izquierda a derecha: Alejandro, Silvia, Daniel (Maguila), y abajo de izq. a der. Guillermo, Epifania, Arquímedes y Adriana, la familia completa

Alejandro, era el hijo mayor, entonces jugador estrella de rugby del Club Atlético San Isidro, y mano derecha de Arquímedes. Silvia, la segunda hija, era profesora de arte y la justicia la consideró al margen de los acontecimientos como a la madre, Epifanía Calvo, y la más pequeña, Adrianita. Los otros dos hermanos varones corrieron suerte distinta. Daniel y Guillermo también jugaban al rugby en el CASI pero lograron sortear la cárcel.

El varón del medio, Daniel «Maguila» Puccio, fue procesado por la justicia en 1998 a 13 años de prisión porque, según las pruebas, sólo participó con su padre en el secuestro de la viuda Bollini de Prado. Pero estuvo dos años y medio detenido sin condena. Así que fue liberado por el tiempo transcurrido sin recibir sentencia. Recién en 2002 se confirmó la pena de 13 años de prisión sólo por el secuestro de Bollini de Prado. Pero nunca cumplió la pena porque desde 1998 estaba prófugo en Brasil que no tiene pedido de extradición con Argentina.

Guillermo, antes de que la banda fuera ubicada, partió a un partido de rugby a Australia y por recomendación de su hermano mayor Alejandro nunca más regresó a la Argentina. Se lo condenó a 13 años de prisión. Pero continúo en Australia y los cargos contra él prescribieron en 2013.

Las víctimas del Clan Puccio

  • Caso 1: Ricardo Manoukian, de 23 años, desaparecido el 22 de julio de 1982. Fue secuestro por el Clan Puccio.
  • Caso 2: El ingeniero Eduardo Aulet fue secuestrado el 5 de mayo de 1983. Aunque su familia pagó $150,000 por su rescate, los Puccio lo mataron. Su cuerpo fue encontrado cuatro años después.

Caso 3: Emilio Naum fue secuestrado en junio de 1984 e intentó resistir el secuestro. Le dispararon allí mismo y su cuerpo quedó en la calle.​

Caso 4: Nélida Bollini de Prado, la última víctima de la familia y la única que pudo sobrevivir, fue secuestrada y retenida durante casi un mes.

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Las víctimas del clan (ejecutado), Eduardo Aulet (Ejecutado), Ricardo Manoukian (Ejecutado), Emilio Naum (asesinado) y Nélida Bollini de Prado (liberada)

La Victimas y Caso por Caso

El Primer Caso: Ricardo Manoukian

Tenía de 23 años y desapareció el 22 de julio de 1982. Fue la primera víctima de secuestro conocida del Clan Puccio. La familia de Manoukian pagó un rescate de 250.000 dólares; sin embargo, fue asesinado de tres tiros en la nuca. Los amigos de su barrio le habían presentado a Alejandro Puccio, y los dos solían jugar al tenis y al fútbol juntos. Ricardo Manoukian iba camino a ser un hombre realizado. Planea casarse con la modelo Isabel Menditeguy y en su imaginario están la boda, la luna de miel, los hijos, el trabajo, las reuniones familiares, los proyectos.

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Ricardo Manoukian tenía 23 años, recibió tres tiros en la nuca, era hijo del dueño de los supermercados Tanti de zona norte y estaba de novio con Isabel Menditeguy
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Isabel Menditeguy la novia de Ricardo Manoukian, más de una década después fue pareja de Mauricio Macri

Aunque Ricardo Manoukian no se da cuenta, sus movimientos son vigilados todo el tiempo mientras crece su relación con Alejandro Puccio. Sus novias son grandes amigas.

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Alejandro Puccio un crack del rugby del Club Atlético San Isidro, detenido por ser mano derecha del jefe del Clan Puccio y camino al juicio de 1998.

Van a navegar, a bailar, a comer. Ricardo Manoukian admira el estilo de juego que Alejandro Puccio exhibe en el CASI. Va a verlo jugar y lo felicita después de cada partido, de cada triunfo triunfo, recuerda el periodista Rodolfo Palacios.

Alejandro Puccio se muestra afectuoso y sincero. Nada, ni un gesto ni un comentario, ni una acción, develan la forma de una traición. Pero Ricardo Maonukian ignora que le queda un mes de vida. Su muerte está escrita. Es una ley, un decreto que lo persigue. Acaso por haber estado en el lugar equivocado.

El jueves 22 de julio de 1982Ricardo Manoukian, quien trabajaba en las oficinas de avenida Fleming y Cuyo, en San Isidro, deja el lugar, cerca del mediodía y se sube a su BMW para ir a almorzar con su familia. Es imposible saber si sintió algún malestar, un ahogo o una mala sensación. Nunca se sabrá si sintió la cercanía del peligro. Ese viaje, y lo que ocurrió después, es un misterio. Sólo se sabe que en la Avenida del Libertador alguien le dice que pare el auto. Y él le hace caso.

Tiempo después, los familiares de Manoukian dirán que hay un solo motivo por el que paró el auto: el que le hizo señas para que se detuviera era un conocido. De otro modo no hubiese frenado. Él y su hermano Guillermo habían hecho un curso antisecuestros en los Estados Unidos y una de las recomendaciones era andar con el auto con las puertas trabadas y no parar ante ningún pedido.

Manoukian frena y ese es el último acto que decide por sí mismo. De ahora en más, su vida está en manos de esos tres tipos que se bajan de un Ford Falcon, lo sacan de su auto y lo suben a una combi, donde al volante espera otro cómplice. Le atan las manos, le ponen una capucha y lo meten en el baúl. Viajan hasta la casa de Martín Omar 544, en San Isidro. Y ahí lo meten en sótano de la casona.

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El sótano de la familia Puccio donde mantenían cautivas a sus víctimas

Esos tipos son Arquímedes Puccio (falleció en La Pampa el 4 de mayo de 2013), Fernández Laborda y Rodolfo Victoriano Franco. La participación de Alejandro en esa emboscada está en duda. Algunas versiones lo señalan como el hombre que le hizo señas a Manoukian para que parara.

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Arquímedes Puccio, jefe del Clan, ya rumbo a tribunales
Alberto Fernández fue designado defensor oficial de Guillermo Fernández Laborde por el cargo de conjuez que ejercía en 1988
Alberto Fernández fue designado defensor oficial de Guillermo Fernández Laborde por el cargo de conjuez que ejercía en 1988
Rodolfo Victoriano Franco el tercer hombre que participó del secuestro de Ricardo Manoukian
Rodolfo Victoriano Franco el tercer hombre que participó del secuestro de Ricardo Manoukian

Entre Laborda y Puccio entran desde el patio y suben por una escalera caracol al primer piso. Con eso evitan pasar por el resto de la casa. Lo acuestan en la bañera. Las paredes del baño están cubiertas por papel de diario. El techo está cubierto por bolsas de arpilleras. Los roles están definidos. Puccio es el que negocia con los familiares de la víctima. Laborda es el que vigila a Manoukian y se turna con Alejandro. Cuando entran en el baño lo hacen encapuchados. Rodolfo Victoriano Franco es una especie de apoyo espiritual: su renguera y la vejez limitan sus movimientos. 

Ricardo Manoukian es obligado a escribir una carta a su familia. Dice que está bien cuidado, que le dan de comer arroz con pollo, pide a sus padres que sigan las instrucciones y que no llamen a nadie. Que todo va a salir bien. 

Arquímedes deja la carta en un bar de San Isidro, dentro de un atado de cigarrillos. Luego va a un teléfono público de avenida Centenario y llama a los Manoukian. Les anunció el secuestro de Ricardo y que está en perfectas condiciones. Les ordena que no llamen a la Policía y da la dirección del bar para que vayan a buscar la carta.

–Esa es la primera prueba de vida. Volverán a recibir una llamada. Estén atentos – les dice Arquímedes Puccio por tetéfono.

Arquímedes vuelve a su casa, toma un mapa del Gran Buenos aires y marca tres puntos: calcula meticulosamente las distancias entre ellos y organiza el trayecto donde va a distribuir las tres postas. Laborda se va en el Falcon de Arquímedes a dejar las tres latas de cerveza negra.

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Alejandro Puccio con uno de sus hobbys, tocar la guitarra

Los familiares de Manoukian reciben otra llamada. La voz metálica les indica una dirección.

-Vayan rompiendo el chanchito. Queremos 500 mil dólares. Pongan el dinero en un maletín negro. En las postas encontrarán comunicados de nuestro operativo.

Laborda es el encargado de juntar el dinero. Uno de sus tíos sigue las postas. El canje está en marcha. En primer lugar debe ir a avenida Márquez y Rolón. Adentro de cada lata había un papel firmado por «Comando de Liberación Nacional» y una segunda dirección: Avenida del Libertador al 13.900, en la capilla del teatro De la Cova. La tercera y última es cerca de las escalinatas de la Catedral de San Isidro, a dos cuadras de la casa de los Puccio.

Allí el tío de Ricardo Manoukian deja el maletín y se retira con la cabeza gacha, sin mirar a ninguna dirección, como exigía el mensaje. Guillermo espera un nuevo llamado.

–Vamos a soltarlo mañana a las seis de la mañana en un radio de 15 cuadras de la casa de ustedes –notifica Arquímedes.

Pero es un engaño cruel. Ricardo Manoukian ya fue asesinado. Sobrevivió once días en las peores condiciones, sentado y maniatado en una bañera. Es probable que para él haya sido un mismo día, monótono e interminable.

En el despacho de al lado, Arquímedes reúne a sus cómplices: el Coronel Franco Laborda y, la última incorporación de la banda, Roberto Díaz. Ofrece whisky. Habla como si se tratara de un negocio. No tiene compasión. En su cabeza está la decisión tomada. Sólo necesita que el resto esté convencido para que la culpa no recaiga en él.

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Roberto Oscar Díaz de 44 años empezó como mecánico en la concesionaria de autos de Alberto J Armando

Roberto Díaz ascendió a jefe de mantenimiento de la concesionaria de concesionaria de autos de Alberto J Armando. Como hombre de confianza de Armando, empezó a tener contacto con las bandas que quemaban autos para cobrar el seguro, una maniobra permitida por su patrón. En ese contexto conoció a Puccio en una agencia Mitsubishi de Llavallol.  

Toman whisky. Díaz y Laborda proponen liberarlo a Ricardo Manoukian. El coronel dice que hay que eliminarlo. Puccio lo reafirma: no hay alternativa. Si vive, opina, va a llegar a la banda a través de Alejandro. Hay que matarlo.

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Alejandro Puccio un crack del rugby del Club Atlético San Isidro

Quizá Ricardo haya escuchado todo. Como un condenado a muerte que escucha la sentencia. La diferencia es que no ve a los ojos de sus verdugos. Ellos nunca dan la cara. Díaz está un poco mareado. Quizá por el whisky o por el miedo. El coronel aporta las armas. Uno de ellos pregunta quién lo va a matar:

-Todos lo haremos. No se olviden del pacto de sangre. Somos familia.

No hay marcha atrás. Ese día sacan a Ricardo Manoukian del baño, encapuchado, maniatado y dormido con somníferos. Lo esconden en el baúl del Falcon. Arquímedes es el piloto. El coronel  Rodolfo Victoriano Franco va en el asiento del acompañante. Díaz y Laborda, en los asientos de atrás.Salen por la Panamericana hacía Escobar, en dirección al Río Paraná. Puccio va al volante.

En un momento, dobla por un camino de tierra, pasa un puente y avisa que en el próximo puente iba a parar para terminar el asunto. Díaz está nervioso. Si fuera por él, saltaría del auto. Se pregunta por qué está ahí. Arquímedes estaciona y se baja del auto. Le pide a Laborda y a Díaz que lo ayuden.

Rodolfo Victoriano Franco mira imperturbable. Abren el baúl. Arquímedes le pide el revólver calibre 38 a Rodolfo Victoriano Franco, se lo da a Guillermo Fernández Laborda y le ordena:

– Tenés que matarlo.

– Ni en pedo! ¿Por qué tengo que ser el primero?

– ¿Te preocupa matar o ser el primero?

– Dijiste que todos íbamos a matar.

–No es para discutirlo ahora. Resolvamos este temita cuanto antes, ¿estamos? Esto no es una reunión de consorcio, la reconchísima puta que te remil parió.

Laborda mira a Arquímedes con odio. Arquímedes baja el tono.

–Guille, lo peor que podemos hacer es pelearnos nosotros. Nos comen los de afuera. Pensá en tu familia. Y en el pacto.

–¡No puedo hacerlo! 

–Tenés que limpiarlo, pensá en tu familia, pedazo de pelotudo.

Guillermo Fernández Laborda, como si se sacara un trámite de encima, abre el baúl y gatilla tres veces.

Después del último disparo, Arquímedes lo felicita:

–Bravo, camarada. Hiciste bien, cumpliste con tu deber.

Entre todos tiran el cadáver a un arroyo, junto con la máquina de escribir con la que escribieron las instrucciones para cobrar el rescate. Ese día, 2 de agosto, los padres de Manoukian esperan ver a su hijo con vida. Pasan las horas y no hay noticias. Llaman a la policía para dar aviso. Al otro día, un comisario les informa que apareció un cuerpo en un descampado, cerca de un arroyo en Benavídez.

Esos tres tiros acabaron con la vida de Ricardo a los 23 años. Su cuerpo fue arrojado al un río cerca de Escobar y su cadáver apareció mucho después en Benavídez. El horror y las prácticas que dejaron la dictadura militar

El Segundo Caso: Eduardo Aulet

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Eduardo Aulet fue la segunda víctima de secuestro del Clan Puccio

En mayo de 1983, la banda secuestró a Eduardo Aulet (25) que había jugado rugby con Alejandro Puccio. Había jugado al rugby con Alejandro Puccio. Y pese a que su familia pagó 100.000 dólares, Aulet también fue asesinado. Rogelia Beatriz Pozzi su esposa y abogada y tenían 23 años y apenas ocho meses de casados.

Poco después de dejar su casa en Austria al 2.100, en Capital Federal, fue secuestrado. Acababa de recibirse de ingeniero industrial, estaba casado y tenía entonces 25 años. También era conocido de Alejandro Puccio por haber sido jugador de rugby, aunque no en el mismo club. Su familia pagó 100 mil dólares por su rescate. «Alejandro no es inocente, cobró el rescate. Mi padre lo vio cuando se agazapó y agarró el bolso con el dinero», dice su viuda Rogelia Pozzi. Su cuerpo fue desenterrado el 18 de diciembre de 1987 en un descampado de General Rodríguez.

La familia del joven era dueña de una fábrica metalúrgica. Y Aulet era ingeniero industrial por lo cual trabajaba en la empresa industrial. Se había recibido en la Universidad Católica Argentina. Poco tiempo antes de casarse con Rogelia Pozzi, una joven abogada. Jugaba al rugby en el club Lasalle. Su primer acercamiento al Clan Puccio fue en el torneo de la URBA, donde conoció a Alejandro Puccio.

Eduardo Aulet, la segunda víctima del Clan Puccio, tenía 25 años y hacía ocho meses que estaba casado
Eduardo Aulet, la segunda víctima del Clan Puccio, tenía 25 años y hacía ocho meses que estaba casado

Fue secuestrado en el barrio porteño de Recoleta, cerca de las 7:45 de la mañana del jueves 5 de mayo de 1983. Aulet viajaba hasta la fábrica metalúrgica que poseía su familia en el partido de Avellaneda. El operativo que terminó en su captura fue limpio, y según las investigaciones, Gustavo Contemponi habría sino el responsable de entregarlo a la banda. Guillermo Fernández Laborda se subió al auto que manejaba el joven y sacó un arma, obligándolo a desviarse del camino. Después asumió la conducción y se dirigieron a San Isidro.

Eduardo Aulet (38 años) fue secuestrado y su esposa, Rogelia Pozzi, pagó $ 150.000 dólares por su rescate, los Puccio lo mataron de todas formas
Eduardo Aulet (38 años) fue secuestrado y su esposa, Rogelia Pozzi, pagó $ 150.000 dólares por su rescate, los Puccio lo mataron de todas formas

Tras ser secuestrado, la banda se comunicó con Florencio Aulet, su padre. Él ya había sido advertido por los empleados de la fábrica que Eduardo no había llegado a la hora habitual. La voz al otro lado del teléfono le exigía para su liberación 350 mil dólares, que luego terminó en la cifra de 100 mil dólares. Luego de varios días, la familia Aulet había concretado entregar el dinero para la liberación del joven.Pero nunca ocurrió.

Fue asesinado y enterraron su cuerpo en el monte del hospital Vicente López y Planes, General Rodríguez. El el 18 de diciembre de 1987, el cuerpo de Eduardo Aulet fue encontrado. Roberto Oscar Díaz, uno de los miembros de la organización, fue el encargado de ejecutar al joven de tres balazos en la cabeza y una vez que lograron capturarlo, confesó en dónde se encontraba el cuerpo.

Roberto-Oscar-Díaz_-de-44-años_-empezó-como-mecánico-en-la-concesionaria-de-autos-de-Alberto-J-Armando
Roberto Oscar Díaz de 44 años empezó como mecánico en la concesionaria de autos de Alberto J Armando

Un aporte fundamental para dar con el lugar donde estaba el cuerpo de Aulet lo dio un vecino. En la época que todo pasó, la zona estaba prácticamente deshabitada. Este lugareño recordaba movimientos extraños unos cuantos años antes e indicó un lugar aproximado. Días después, los peritos del Cuerpo de Antropología Forense a cargo de la operación encontraron el cadáver, casi totalmente descompuesto y con la ropa del día del secuestro.

Autoridades encuentran el cadáver de Eduardo Aulet la segunda víctima de secuestro del Clan Puccio

El Diario Acción, en su edición del jueves 7 de enero de 1988, finalmente publicó el informe forese de la morgue judicial: “El doctor Manuel Raúl Montesinos y el doctor Enrique David, hicieron la autopsia judicial, comprobando que el fallecimiento se produjo por heridas de bala en el cráneo y en el cerebro. El cadáver en cuestión fue remitido por la Policía Federal, y se supone que sea el de Eduardo Aulet, de edad de 24 a 26 años, hallado a 500 metros de la Ruta 24, en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, el 18 de diciembre de 1987 a las 11.50 horas”. Y la familia, pudo descansar en paz.

El Tercer Caso: Emilio Naum

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Emilio Naum el dueño de Mc Tylor

El ingeniero Eduardo Aulet (38 años) fue secuestrado el 5 de mayo de 1983. Aunque su familia pagó $150.000 por su rescate, los Puccio lo mataron de todas formar. Su cuerpo fue enterrado y encontrado cuatro años después.​ Estaba casado con Rogelia Pozzi.

El local Mac Taylor en la actualidad sobre la Avenida Santa Fe
El local Mac Taylor en la actualidad sobre la Avenida Santa Fe

El propio Arquímedes Puccio lo conocía de la tienda Mc Tylor. Lo interceptó en la calle, le pidió que lo llevara cuando aparecieron sus cómplices. Quiso huir pero no tuvo oportunidad y lo mataron en la calle. Alicia Betti, la viuda, escribió un libro donde relata todo lo que le tocó sufrir y cómo le contó el crimen a sus pequeñas hijas.

Alicia Betti, la viuda, escribió un libro donde relata todo lo que le tocó sufrir y cómo le contó el crimen a sus pequeñas hijas.
Alicia Betti, la viuda, escribió un libro donde relata todo lo que le tocó sufrir y cómo le contó el crimen a sus pequeñas hijas

–Hay gente buena y gente mala en este mundo y a papá lo mató gente mala.

–¿Por qué mamá?

–Porque quisieron cambiarlo… por plata.

–¿Por plata? ¿Cómo por plata?

–Pensaban retener a papá con ellos y mientras tanto pedirme plata a mí para soltarlo, para que volviera a casa.

–¿Y te pidieron?

–No le dieron tiempo, ni me dieron tiempo, ni se dieron tiempo. Lo mataron antes…

Así se lo contó la viuda Alicia Betti a sus pequeñas hijas, Mayra y Florencia, según el libro que ella misma escribió «Aún Así», testimonio fresco y sin inhibiciones de una mujer argentina que renació ante la adversidad de Editorial Atlántida.

Aquel 22 de junio de 1984, Milo, como lo llamaban cariñosamente a Naum, desayunó con Alicia y mientras ella llevó las niñas a la escuela, él se dirigió a sus locales de venta de ropa, perfumes y zapatos masculinos Mc Taylor y Mc Shoes, ubicados en Florida al 700, pleno centro de la ciudad.

Cuando circulaba con su BMW sobre la esquina del Museo Sanmartiniano en Palermo observó con sorpresa que Arquímedes Puccio, a quien conocía porque había concurrido en varias oportunidades a su negocio con el fin de abrir una sucursal en San Isidro, le hacía señas desde la vereda, acompañado por otro hombre que luego se identificó como Guillermo Fernández Laborda, otro integrante de la banda.

Naum paró el auto detuvo, lo saludó y subieron a su auto. Pero no advirtió que otras dos personas, el coronel retirado del Ejército Rodolfo Franco y Roberto Díaz, dos integrantes más de la banda, comenzaron a seguirlos desde un Ford Falcon. 

Puccio viajaba en el asiento delantero derecho y Laborda detrás. Emilio Naum les preguntó para dónde iban, se distrajo hablando de negocios, hasta que el jefe del clan le espetó sin vueltas: “Paremos de hablar boludeces, te vamos a secuestrar”

El empresario actuó de golpe. Frenó, comenzó a forcejear y se defendió como pudo. Trataron de reducirlo pero no pudieron. Alcanzó a pedir socorro: «Ayuda, me matan», gritó según atestiguó una mujer en la investigación. Pero de inmediato se acercaron Díaz y Franco y se comprobó que con su arma fue rematado. Se escuchó un disparo que terminó impactando en su pecho y provocándole la muerte a Emilio NaumArquímedes limpió las huellas y los cuatro terminaron huyendo en el Falcon.

Cuando Alicia Betti supo que habían asesinado de un disparo a su marido, su vida se desmoronó. Y comenzaron las malas noticias una detrás de otra. Empezó a padecer asaltos en los negocios de la cadena de una manera como antes nunca había ocurrido. Sintió que la propia policía y hasta la justicia empezó a sospechar de ella cuando debió concurrir al lugar donde ocurrió el crimen. “No comprendo ese método de inquisición, pero lo padecí y afortunadamente no me condené a mí misma sólo para que me dejaran en paz”, reflexionó Alicia en su libro.

Aterrada Alicia decidió trasladarse a Río de Janeiro junto a sus hijas. Una tarde sonó el teléfono de su cuarto y del otro lado le colocaron música brasileña como para que se enterara de que sabían dónde se encontraba.

Regresó para que se haga justicia. El secuestro de su marido había sido el tercero de la banda.

La Cuarta Víctima: Nélida Bollini de Prado

Nélida Bollini de Prado, la empresaria permaneció 32 días secuestrada hasta que fue liberada por la jueza Servini de Cubría
Nélida Bollini de Prado, la empresaria permaneció 32 días secuestrada hasta que fue liberada por la jueza Servini de Cubría

Nélida Bollini de Prado, fue la última víctima y pudo sobrevivir. Fue secuestrada y retenida durante casi un mes. Fue encontrada y liberada en una redada policial en la casa de Puccio el 23 de agosto de 1985, fecha en que se desbarata la banda.​ La policía detuvo a los secuestradores cuando intentaban obtener el rescate. Alejandro que estaba con y su novia Mónica en su domicilio también fue detenida durante el allanamiento a la casa de los Puccio.

La Policía Federal investigaba a los Puccio a través de escuchas y fuentes anónimas hasta que finalmente confirmaron su actividad criminal. Se organizó un operativo bajo la jueza María Romilda Servini de Cubría que término siendo exitoso. Liberaron el 23 de agosto de 1985 a Nélida Bollini de Prado y detuvieron parte del clan cuando intentaban cobrar el rescate. Arquímedes, Laborda y Maguila fueron detenidos en Floresta. Y también fueron detenidos Alejandro y su novia Mónica en la casa de San Isidro durante el allanamiento.

Alejandro Puccio y su novia Mónica Sörvik. Ella confió en él hasta que las pruebas en su contra le revelaron la dura realidad
Alejandro Puccio y su novia Mónica Sörvik. Ella confió en él hasta que las pruebas en su contra le revelaron la dura realidad

El viernes 23 de agosto de 1985, a las siete de la tarde, doce patrulleros rodearon la esquina de Martín y Omar y 25 de Mayo, en pleno corazón del San Isidro histórico, cuarenta efectivos de Defraudaciones y Estafas, dirigidos por la magistrada María Romilda Servini de Cubría, irrumpieron con violencia en la casa. Solo una hora antes habían atrapado a Arquímedes Puccio, a su hijo Maguila, y a su cómplice Guillermo Fernández Laborda.

Liberaron a Nélida Bollini de Prado y en otra habitación la policía mantenía a Alejandro Puccio, que esa noche estaba en la casa mirando un video con su novia; Epifanía (la madre), Adriana (la más chica), que habían llegado de una exposición de muebles de oficina en el Centro Municipal de Exposiciones en Avenida Figueroa Alcorta y Silvia, que había atravesado el gran portón negro en medio del allanamiento cuando regresaba de una clase de pintura.

¿Quién fue quién en el Clan Puccio de 1985 a la fecha?

1) El Padre Arquímedes Puccio (56)

Arquímedes y su hija menor, Adriana, cuando estaban refaccionando la casa de San Isidro
Arquímedes y su hija menor, Adriana, cuando estaban refaccionando la casa de San Isidro

Arquímedes Rafael Puccio nació en Barracas, Ciudad de Buenos Aires, el 14 de septiembre de 1929 y falleció en General Pico, La Pampa, el 4 de mayo de 2013. Puccio fue también contador, abogado,​ empresario, miembro de la SIDE e integrante de la Alianza Anticomunista Argentina. También integró el Batallón de Inteligencia 601​ y fue miembro del Movimiento Nacionalista Tacuara.​ Lideró y perpetró los secuestros y posteriores asesinatos de los empresarios Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet y Emilio Naum. Puccio fue descubierto por la policía al momento de cobrar el rescate de la empresaria Nélida Bollini de Prado, gracias a la denuncia de los familiares de la víctima quien logró sobrevivir.​

Arquímedes Puccio fue el ideólogo de los secuestros. La banda la completaban el militar retirado Rodolfo Franco y sus amigos Guillermo Fernández Laborde y Roberto Oscar Díaz.

Fue condenado a prisión perpetua, pero en 2007. Cumplió una condena de 23 años hasta que la Justicia determinó que por el régimen del 2×1 debían computársela 53 años y ocho meses de prisión. Por tal motivo fue beneficiado con la libertad condicional, con la que aprovechó para irse a vivir a La Pampa, donde murió en mayo del 2013, a sus 84 años, tras un accidente cerebrovascular.

2) La madre: Epifanía Ángeles Calvo

Epifanía Ángeles Calvo, 53 años, profesora. La relación con mi marido nunca fue buena. Muchas veces llegamos a no hablarnos, a estar días enteros sin cruzar una sola palabra.
Epifanía Ángeles Calvo, 53 años, profesora. La relación con mi marido nunca fue buena. Muchas veces llegamos a no hablarnos, a estar días enteros sin cruzar una sola palabra.

Epifanía Ángeles Calvo habló sin ninguna emoción, sin lágrimas, sin desesperación. «Teníamos la puerta de sótano siempre cerrada para que no se cayera la tortuga», dijo frente a la jueza María Romilda Servini lanzó esta frase banal solo cinco días después de que la policía encontrara a una mujer encadenada a un camastro, en un cuartucho oscuro y sofocante, en el sótano de su casa.

«Mi marido es doctor en Ciencias Económicas y fue vicecónsul durante la primera presidencia del general Juan Domingo Perón. En 1961 y hasta fin de enero de 1963 viví junto a él en Madrid ya que había sido designado correo diplomático. Regresamos al país y nos fuimos a vivir a la casa de la madre de Arquímedes. Luego más tarde en un departamento y por último, compramos la casa de San Isidro. Yo soy profesora de mecanografía y contabilidad práctica en el Instituto María Auxiliadora y en la Escuela de Enseñanza Media Número 1 de Martínez desde hace 15 años. Me dediqué siempre a enseñar y a la crianza de mis hijos, ya que la relación matrimonial no es la ideal».

Negó todos los cargos, incluso las actividades de su marido. Dijo que se enteró «el viernes 23 a la noche cuando fui detenida. No sé nada de este secuestro que investigan.» Sin embargo cocinaba para siete y un plato siempre bajaba las escaleras.

De todos modos permaneció presa dos años en el Penal de Ezeiza y fue liberada por falta de pruebas.

3) El Hijo Mayor: Alejandro Puccio (26)

Alejandro Puccio era wing del Club Atlético San Isidro (CASI) y de Los Pumas. Fue el entregador de Manoukian.
Alejandro Puccio era wing del Club Atlético San Isidro (CASI) y de Los Pumas. Fue el entregador de Manoukian

Era wing del Club Atlético San Isidro (CASI) y de Los Pumas. Fue el «entregador» de Manoukian, de quien era amigo. Luego de su detención, saltó con sus manos esposadas desde el quinto piso de los Tribunales porteños durante un traslado. Intentó suicidarse, pero a pesar de que saltó de un quinto piso, logró sobrevivir aunque las lesiones le complicaron su estado de salud mientras estuvo en prisión. Cumplió reclusión perpetua y estudió Psicología. Salió en libertad condicional en 2007. Y en 2008 murió con 49 años mientras estaba internado en un centro asistencial de Avellaneda.

Fue condenado a perpetua por tiempo indeterminado. Pero logró salir en libertad condicional en 2007 y en 2008 murió con 49 años de edad. 

4) Silvia Inés Puccio (25)

La adolescente Silvia y la niña Adriana juntas en la única foto que se conoce foto
La adolescente Silvia y la niña Adriana juntas en la única foto que se conoce foto. para la jueza tanto ellas como la madre sabían que ocurría en la casa

Fue procesada pero jamás imputada. Falleció de cáncer en 2011, a los 51 años. Aún era profesara de arte y cerámica.

Al ser detenido durante el allanamiento de la casa de San Isidro, fue procesada, pero no imputada. Dijo desconocer los hechos cuando fue detenida. Pero la Justicia siempre sospechó de su participación en los delitos aunque logró ser absuelta porque nunca se reunieron pruebas contra ella. Formó otra familia y tuvo dos hijos. Jamás pudo perdonar a su padre, y en 2011 falleció a causa del cáncer.

5) Daniel «Maguila» Puccio (23)

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Daniel Maguila Puccio durante el juicio de 1998

Fue también jugador del CASI. Al caer la banda, la justicia lo procesó y estuvo tres años preso sin sentencio. Por lo cual en 1988, lo dejaron en libertad. Recién en 1998 le dieron 13 años de prisión porque, según las pruebas, sólo participó con su padre en el secuestro de la viuda Bollini de Prado. Pero como había sido liberado por el tiempo transcurrido sin recibir sentencia se fugó a Brasil. Recién en 2002 se confirmó la pena de 13 años de prisión sólo por el secuestro de Bollini de Prado. Con los años transcurridos, la causa contra Daniel «Maguila» Puccio fue declarada prescripta en 2011.

Al saber que el 29 de agosto de 2011, el juzgado de Instrucción N°49, a cargo del Dr. Facundo Cubas, declaró la extinción oficial de la condena, esperó dos años y el 23 de marzo de 2013 se presentó en el séptimo piso del tribunal de Lavalle 1171 Oficina 207, y reclamó el certificado de extinción de la pena de 13 años de prisión que le habían impuesto. En un papel fotocopiado y sellado se le otorgó la libertad.

Recién en septiembre de 2019, fue detenido poro otro motivo en Brasil. Tenía 58 años y fue arrestado en Itú, a 60 kilómetros de San Pablo, durante un control de rutina. Iba en ómnibus que había partido de Foz de Iguazú cuando le requirieron los papeles personales. Entonces fue que presentó un documento de identidad brasileño falso y 5.000 dólares que dijo que se los había dado un hermano. Como no hay tratados de extradición entre Argentina y Brasil jamás lo deportaron y purgó cárcel en el país fronterizo. Estuvo detenido 1 año y 1 mes.

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Daniel Maguila Puccio hoy en la Argentina conviviendo con su madre en el barrio de San Telmo

4) Guillermo Puccio:

Daniel, Arquimedes, Silvia y Guillermo Puccio
Daniel, Arquimedes, Silvia y Guillermo Puccio

Durante los años de secuestros y asesinatos, voló a jugar al rugby a Nueva Zelanda y jamás regresó ni vio a su familia. Fue un consejo de su hermano mayor. «No vuelvas más, no vuelvas le dijo», y el adolescente, que algo seguramente presumía no volvió. Formó pareja y tiene un hijo, según le confesó su madre a la Jueza Servini de Cubría.

5) Adriana Claudia: es la única de los cinco hermanos que vive en el país. Cuando allanaron la casa de los Puccio, el 23 de agosto de 1985, sintió alivio. La justicia jamás la encontró culpable de algo. Adriana adoptó definitivamente el apellido Calvo en lugar de Puccio. Vive y trabaja en un negocio dedicado a la venta de lanchas y motos de agua de la zona de San Fernando. Va seguido a visitar a su mamá, pero todos evitan mostrarse juntos.

La adolescente Silvia y la niña Adriana juntas en la única foto que se conoce foto
La adolescente Silvia y la niña Adriana juntas en la única foto que se conoce foto. para la jueza tanto ellas como la madre sabían que ocurría en la casa

Clan Puccio: Su historia

La Pelícua

En el año 2015 el reconocido director Pablo Trapero llevó adelante la película «El Clan» recreando los secuestros de la familia de manera excelente y precisa.

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