Julio Cobos impulsó este proyecto de cambio de hora en Argentina, que ahora deberá ser tratada por el Senado. La misma plantea atrasar una hora los relojes y se fundamenta en la necesidad de alinear la hora civil con la luz solar y optimizar el consumo energético.
Según los estudios, el huso horario actual obliga a mantener las luces encendidas durante más tiempo y no refleja la posición geográfica real del país en el mapa.
De aprobarse en el Senado, los argentinos deberán atrasar todos sus relojes 60 minutos e impactará en la rutina diaria: amanecerá y anochecerá una hora antes de lo que hoy marca el reloj.
Para evitar confusiones los primeros días se recomienda revisar la entrada a clases, horarios laborales, guardias médicas, y hasta los vuelos internacionales. El transporte público deberá coordinarse con el nuevo esquema.
La experiencia en otros países muestra que la adaptación a un cambio de huso horario suele tardar varias semanas.
Desde 1969, el país adoptó el huso horario -03 GMT, pero en varias oportunidades se implementó el “horario de verano” principalmente por motivos de ahorro energético.
Ahora Cobos intenta volver al huso -04 GMT, argumentando que este se ajusta mejor a la posición real del territorio argentino respecto del meridiano de Greenwich y puede significar un ahorro de consumo eléctrico, especialmente en las horas pico de invierno.
Las voces en contra del proyecto cuestionan la efectividad del ahorro energético y alertan sobre la disrupción que puede generar en la salud y el descanso de las personas. Lo cierto es que el futuro del horario argentino dependerá de la votación de la Cámara alta en las próximas semanas.