La muerte del gran Fontanarrosa. Roberto Alfredo Fontanarrosa nació en Rosario el 26 de noviembre de 1944. Le encantaba dibujar y a los 13 años se anotó en un curso de dibujo por correspondencia en la, por aquella época muy conocida, Escuela Panamericana de Arte. Para frustración de sus padres, abandonó el colegio secundario luego de repetir tercer año.
ALa muerte del gran Fontanarrosa. los 19 años consiguió trabajo en una agencia de publicidad mientras por su cuenta seguía perfeccionando su vocación de dibujante. En 1968 publicó su primer chiste gráfico en la revista rosarina Boom. La revista lo había convocado para ilustrar las tapas, pero terminó teniendo también una página regular de humor.
En pleno auge de James Bond, hacia 1971, creó uno de sus personajes más icónicos «Boogie el aceitoso» cuyas aventuras comenzó a publicar en la revista Tinta, también de su ciudad natal. Boogie aparecería luego en otras varias publicaciones y sería llevado al cine en 2009.
En 1972 en Córdoba surgiría una revista de humor llamada Hortensia. Llegaría a hacer una publicación icónica con una tirada de más de 100.000 ejemplares, algo extraordinario para un revista surgida en el interior del país. Fontanarrosa se sumó a su elenco de dibujantes y humoristas de los cuales varios se harían famosos posteriormente como Caloi, el creador de Clemente.
En Hortensia nacería el que luego sería su hijo más famoso «Inodoro Pereyra: El renegau!», un gaucho pobre y poco afecto al trabajo siempre acompañado de su perro parlante Mendieta y posteriormente de la que sería su pareja, «La Eulogia».
La fisonomía de Inodoro iría cambiando con el tiempo, igual que la de La Eulogia. Al principio una paisanita tímida y atractiva, pero con el tiempo una señora poco agraciada, maciza y a veces amenazante.
En las primera épocas Inodoro Pereyra vivía aventuras que se extendían a lo largo de varias entregas como cuando se lanzó en búsqueda del famoso bandolero «El Escorpión Resolana» o se sumó a la compañía de teatro itinerante del León de Francia.
La muerte del gran Fontanarrosa a los 62 años
A partir de 1976 Inodoro y Fontanarrosa aterrizaron en el diario Clarín, dónde la historieta se publicaría por más de 30 años y pasaría a tener un formato más breve y sin historias extendidas.
Mientras iba creciendo como dibujante, comenzaba también a probar suerte como escritor. En 1973 se publicó su primer libro de cuentos llamado «Fontanarrosa se la cuenta». Tras varias revisiones este volumen pasaría a llamarse «Los trenes matan a los autos» y sería el primero de una docena de libros de cuentos, entre ellos «Una lección de vida», «El mayor de mis defectos», «Te digo más» o «Negar todo».
Además publicaría 3 novelas: «Best Seller», «El área 18» y «La Gansada». Toda su literatura está en clave humorística y muestra una versatilidad increíble para parodiar los más diversos géneros.
En sus relatos se mezclan biografías de ficticios personajes olvidados de la historia, sainetes costumbristas, parodias a la literatura rusa o al género policial y hasta absurdos aforismos que son una versión desopilante de los que hicieron popular a José Narosky, pero los dos temas que se repiten una y otra vez en su narrativa son el fútbol y las charlas de café con amigos.
La muerte del gran Fontanarrosa a los 62 años
Éstas charlas están basadas en los encuentros reales que se daban en «La mesa de los galanes», un grupo heterogéneo formado por Fontarrosa y 10 o 20 amigos y conocidos que se reunían cotidianamente para charlar en el clásico bar «El Cairo» en el centro de Rosario.
En la década del 80 publicó también en la revista de historietas Fierro donde hizo una serie llamada «Semblanzas deportivas» y creó un personaje llamado «Esperman» que era un donante de esperma.
Como si publicar cientos de relatos y ser uno de los humoristas gráficos más prolíficos de la Argentina no fuera suficiente, tuvo varios proyectos y colaboraciones paralelas. Fue ilustrador de una edición del Martín Fierro, fue colaborador de Les Luthier y fue guionista de varios largometrajes como «Metegol«, «Cuestión de principios» y «Martín Fierro, la película«.
Sus cuentos no sólo fueron adaptados innumerables veces para teatro sino que también fueron llevados a la pantalla chica en un ciclo de unitarios llamado «Los cuentos de Fontanarrosa» emitido en la TV pública en el 2007.
En su vida personal se casó dos veces y tuvo un único hijo fruto de su primer matrimonio. En 2003 con apenas 59 años se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa neuromuscular cuya víctima más famosa fue el físico Stephen Hawking.
Pocos golpes podrían ser más duros para un dibujante que saber que está condenado a perder lentamente la movilidad de su cuerpo y de sus manos. Pese al desolador diagnóstico, se mantuvo en actividad.
La muerte del gran Fontanarrosa a los 62 años
En reconocimiento a su enorme obra, durante el tercer congreso de la lengua española que se desarrolló en Rosario en noviembre de 2004 fue invitado a dar una charla. Allí expuso sus reflexiones sobre las malas palabras en una disertación que hizo reír a carcajadas no sólo a la audiencia sino a los escritores y catedráticos que lo acompañaban en el panel.
En sólo tres años, ya para 2006, su dificultad para desplazarse lo obligó a utilizar una silla de ruedas. Con tristeza el 18 de enero de 2007 tuvo que anunciar que ya no podía dibujar más: el avance de la enfermedad le había hecho perder el control total de su mano derecha.
Los dibujantes Cris y Oscar Salas se encargaron en adelante de ilustrar sus chistes y las historietas de Inodoro Pereyra. Sin embargo, ya le quedaba poco tiempo.
Sólo 6 meses después comenzó a tener insuficiencias respiratorias. Fue internado el 19 de julio de 2007 y sólo una hora después de ingresarlo al hospital sufrió un paro cardiorespiratorio que terminó con su vida.
Entre los numerosos homenajes que se le hicieron, el antiguo Centro Cultural Bernardino Rivadavia de la ciudad de Rosario, se rebautizó con su nombre.
También en su ciudad una estatua de bronce lo inmortaliza sentado en una mesa de café tal como lo hacía con sus amigos en las legendarias veladas del bar «El Cairo».
Al momento de su muerte Roberto Fontanarrosa tenía sólamente 62 años.
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