Buenos Aires y Nación, la pelea
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Buenos Aires y Nación, la pelea. Extrañamente, Sergio Berni, Ministro de Seguridad, y no la de Gobierno, Teresa García, se convirtió en el vocero de Axel Kicillof.

Buenos Aires y Nación, la pelea. En la agenda cayó el mejor de los temas, quién es un preso político y quién no lo es.

Para Berni, en la Argentina actual hay presos políticos y lo repite a quien quiera. Tristemente, se refiere sólo y exclusivamente al ex Ministro de Planificación Estratégica, Julio De Vido, aún preso por hechos de corrupción.

Berni no es un plebeyo para pensar que «todo preso es político», sino un hombre de la corporación estatal al que solo se le puede ocurrir que un sujeto como De Vido es un preso político, el mismo que que licitió obras, que esas obras las ganaron los mismos de siempre y que muchas de ellas jamás se hicieron.

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Probados o no, los hechos existieron y la condena social recae en De Vido. Así termina transformándose en un problema para el peronismo, y más aún para el kirchnerismo.

El Presidente Alberto Fernández definió qué significa para él un preso político.

«El preso político técnicamente es el preso que está a disposición del Poder Ejecutivo, el preso sin causa. Yo no tengo ningún preso sin causa, ningún preso a disposición del Poder Ejecutivo», dijo Alberto el lunes.

Pero en su intento de diferenciarse de Alberto Fernández, Kicillof encontró un vocero para una pelea mediática que rebota en la corporación peronista.

La introducción de Julio de Vido en la lista de presos políticos es hablar de uno de los principales enemigos del actual Presidente de la Nación en épocas de Néstor Kirchner.

Con De Vido, Berni de por medio, Kicillof le deja en claro al Presidente de la Nación que no son los mismo.

Y es que se viene el 2023, las reelecciones y espacios en la corporación estatal de poder: el estado.

Kicillof no es ni será parte del albertismo. Sabe que debe ir a la pelea obligatoriamente o La Cámpora de Máximo Kirchner y Wado de Pedro lo van a diluir en los pasillos de la burocracia.

De Vido prefiere aislarse, ponerse melancólico, hacerse la víctima y distribuir culpas agenas, como cuando le dijo esta semana al ahora Canciller Felipe Solá: «Vos eras gobernador cuando la bonaerense mató a Kosteki y Santillán, crimen que está impune políticamente».

Lo que no entiende De Vido que es parte de la grieta interna que el espera al Frente de Todos que no es de nadie dirimir para 2003.

De un lado estará Alberto Fernández, la Liga de Gobernadores, la Liga de Intendentes del Conurbano y el PJ. Del otro, los «Instituto Patria», La Cámpora y los movimientos sociales. Es prematuro señalar en que bando estarán los gremios tradicionales.

A la hora de la confrontación, Kicillof sabe que no estará del lado de Alberto Fernández sino de La Cámpora o de Cristina Fernández que para el caso es lo mismo.

Los supuestos presos políticos que en realidad son políticos presos, figuran, entre el cristinismo duro Milagro Sala, Julio De Vido, Luis D’ Elía y Ricardo Jaime.

Buenos Aires y Nación: ¿Como no estar preso?

Ahora bien, cuando antes de que Julio de Vido cayera preso por corrupto el 26 de octubre de 2017, la Cámara de Diputados de la Nación tuvo que sacarle los fueros.

De esa Cámara de Diputados de la Nación, 176 diputados nacionales votaron para sacarle los fueros. Y de esos 176, 35 pertenecían al Frente Renovador y 15 al Partido Justicialista. Hubo más aliado, pero De Vido, con algo de razón, no los considera parte del Frente de Todos.

En total, el rechazo a De Vido llegó a 176 votos, cuatro más que los dos tercios generados.

Esto es lo que no lee el ex Ministro de Planificación, la adversión que hay para hacer algún tipo de esfuerzo por su libertad.

No hubo marchas ni reclamos como si por Milagro Sala, aunque no se los merezca, y cosechó bastante apoyo Amado Boudou como también la misma cantidad de traiciones, o sea, viejos aliados que de pronto lo desconocieron. El resto, no tuvo exhibición mediática, no son personajes populares.

Los gobernadores sabían que tendrían obras si aceptaban su términos y condiciones y sus empresas, los intendentes lo mismo, los diputados vinculados a las provincias igual y ni que hablar de los senadores.

Y por otro lado, lo que le cuesta al peronismo hablar de transparencia, ética, conducta y honestidad. El mensaje es claro, si la Justicia Federal lo puso preso, que se arregle. Mientras otra línea discursiva habla de la Justicia Argentina como el mundo en el que todo es posible.

La factura es grande para De Vido que quiere su libertad. Mientras insiste, lo usa Alberto Fernández para reconciliarse con la clase media y la Liga de Gobernadores y Axel Kicillof para marcar la grieta interna a través de un «yo no soy vos (Alberto)».

La elección legislativa créanlo o no, comienza en junio de éste año, 12 meses antes del cierre de lista de junio de 2021. Kicillof no quiere injerencias de Nación en el armado de listas (un imposible) y Alberto quiere recuperar los sectores que miran de reojo un gobierno peronista con el kirchnerismo dentro.

Para un febrero en que la agenda policial la ganó el asesinato de Fernando Báez Sosa y la agenda internacional la posibilidad imposible de una pandemia de coronavirus, meter en el debate quién debe estar preso y quién no, condimenta la pobre tira de temas nacionales.

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