El día que los vecinos reclamaron justicia por Maxi Bianchi. Fue el miércoles 15 de julio de 2015. Desde el 10 hasta el 16 de abril de 2018 se realizará el juicio contra tres detenidos que están imputados por, supuestamente, haber participado en el hecho que terminó con la vida del joven de 20 años.
El día que los vecinos reclamaron justicia por Maxi Bianchi. La tarde-noche del miércoles 15 de julio de 2015, más de 800 personas se concentraron en la Plaza Adolfo Alsina de Villa Sarmiento, donde reclamaron justicia por el homicidio de Maximiliano Bianchi de 20 años durante un robo.
Aunque no se resistió, a Maxi lo mataron en ese espacio público delante de sus amigos en las primeras horas del sábado 11 de julio. Maxi había finalizado en 2013 la secundaria en el Colegio Emaús y vivía en El Palomar. Era hijo de Claudia y Roberto– Comisario de la Policía Federal- y hermano de Vanina.
El día que los vecinos reclamaron justicia por Maxi Bianchi
El miércoles, después de la concentración, un jovencito de aproximadamente la misma edad de Maxi, se acercó al periodista de Anticipos y le entregó un texto escrito en hoja A4 protegida en folio: «Acá está redactada la verdad de cómo fueron los hechos», dijo y se fue. La narración no tiene firma.
El periodista buscó al joven entre la multitud para preguntarle el nombre y el apellido de la persona que lo había redactado pero no lo encontró.
«No importa. Confío que acá está escrita la verdad», dijo el periodista y por ese motivo Anticipos lo reproduce en esta página.
«Era un día normal, un viernes como cualquier otro en el que mis amigos y yo nos juntamos en la Plaza Alsina. Maxi había cobrado su primer sueldo y nos pidió que lo acompañáramos al Plaza Oeste a comprar una campera. No encontró nada que le gustara. Después de dar algunas vueltas y no saber qué hacer, decidimos ir a cenar a Pompeya, un restaurant ubicado en Ramos Mejía. De ahí volvimos a la plaza, como tantos otros días a charlar y reír como siempre», comienza el texto.
«Al decidir irnos y subir al auto (Gol Trend negro, a las 00:30 AM), mis tres amigos y yo comenzamos a vivir la peor película de terror para nosotros. Se nos cruzó un Chevrolet Onix blanco y salieron de él tres ‘personas’ encapuchadas. Nos apuntaron con armas de fuego cada uno de ellos. El conductor y yo, ubicado detrás de él, salimos del auto y él es reducido al piso y haciendo pasos para atrás dándole la espalda al auto. Maxi Bianchi y mi otro amigo estaban al otro lado del auto. Maxi, en la parte delantera, baja haciendo señas de entregar todo y mi otro amigo seguía en el auto en el asiento de atrás», detalla.
Y continúa: «De repente se escucha un tiro y lo que menos pensamos era que habían herido a uno de nosotros, porque era ilógico. El mismo que dispara al ver que me alejo, me viene a buscar, me apunta y me saca la billetera. Acto seguido, uno de los asesinos se sube al auto negro en el lugar del conductor, otro en la parte de atrás y el restante al Onix (donde estaba un cuarto, el que manejaba) y escapan. Al irse el auto, lo primero que vemos es que Maxi Bianchi está tirado en el piso sin reacción alguna, sin hablarnos, sin responder nuestros gritos».
Luego, sigue: «Lo primero que hacemos es buscar ayuda, lo cual se dificultó mucho. Había tres autos más en la cuadra que desaparecieron y, aunque no sabemos quién (tal vez uno de los autos o un vecino), llamó al 911. La gente en las casas no nos respondía. Sólo un chico que no tenía nada que ver frenó para ver qué pasaba y llamó a la policía. A los cinco minutos ya teníamos tres patrulleros alrededor y policías pidiendo datos y más datos. Maxi y mis dos amigos se dirigieron al Hospital de Haedo y a mí me llevaron directamente a la Comisaría».
Y por último, concluye: «Fueron horas y horas que eran una eternidad incomunicado con los chicos sin saber nada de la salud de Maxi. Al terminar de declarar lo sucedido, mis amigos, que ya habían venido del Hospital, estaban esperándome afuera y me dijeron que Maxi había fallecido. No podía entenderlo. No caía. No podía ser cierto. Nunca esperé tanto un cachetazo para despertarme del sueño y todo vuelva a ser normal y poder volver a verlo (a Maxi)».
Inmediatamente después del homicidio, el padre de Maxi recibió acompañamiento y contención del Gobierno Local. El intendente Lucas Ghi estuvo en contacto permanente con él. Mariano Spina, secretario de la Unidad de Gestión Comunitaria N° 5 de Villa Sarmiento, no se alejó un segundo de su lado durante la concentración del miércoles.
«No puedo dejar de reconocer y agradecer, más allá de esta desgracia, el respaldo, contención y afecto que nos han dado la Municipalidad de Morón, la policía, familia, los amigos de la vida, el Colegio Emaús y toda la comunidad con su presencia. Lo sucedido no le tocó a Maxi por ser hijo de un Comisario. Esto no fue un ajuste de cuentas y mi foja de servicio está disponible para quien la solicite. Le pudo haber pasado a cualquiera de ustedes. ¿Cuántos hijos más tenemos que perder? Apelo a la participación de todos para que dejemos de ser espectadores y pasemos a ser actores de la transformación para que ninguno de ustedes tenga que sufrir tan insoportable dolor. Haremos uso de nuestro derecho constitucional de peticionar a las autoridades. A los señores jueces y fiscales les suplicamos que apliquen las leyes con la sabiduría y firmeza necesarias. A nuestros legisladores, que analicen y perfeccionen las leyes que nos den paz y seguridad. A los poderes ejecutivos, que generen los recursos materiales y humanos necesarios para cumplir el objetivo que todos deseamos: vivir en una sociedad más justa, más solidaria, más integrada y segura», dijo el padre de Maxi el miércoles, de pie, en el escenario.
El día que los vecinos reclamaron justicia por Maxi Bianchi
(Artículo publicado en la edición impresa de Anticipos el viernes 17 de julio de 2015)
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