
Hubo Memoria, Verdad y Justicia por que hace 35 años leían la sentencia en el Juicio a las Juntas. Ocurrió el 9 de diciembre de 1985. El camarista León Arslanián le ponía la voz al hecho trascendente en nuestra historia. El tribunal civil condenaba a cadena perpetua a Jorge Rafael Videla y Emilio Massera.
En Argentina no quedaron impunes los genocidas por que hace 35 años leían la sentencia en el Juico a las Juntas. En ese marco eran juzgados dos perpetradores de crímenes de lesa humanidad, que por aquel entonces tenían 50 y 60 años.
A diferencia de lo ocurrido en países como España, nuestro país juzgó a los responsables del terrorismo de estado en su propia tierra y con sus propios jueces. Un gobierno democrático juzgó dotando de garantías constitucionales a quienes integraron las juntas militares de los 7 años más oscuros de la historia reciente.
Carlos Arslanián, Ricardo Gil Lavedra, Guillermo Ledesma, Jorge Torlasco, Jorge Valerga Aráoz y Andrés D´Alessio fueron quienes brindaron una sentencia de 2000 páginas. Según registros de la época y relatos de testigos, el día anterior tuvo fuertes discusiones, con gritos y puñetazos en los escritorios. Sobre ellos estaba la mirada de la sociedad en su conjunto, la opinión pública, los medios de prensa, los militares y el arco dirigente. También sus colegas de la justicia.
El desacuerdo principal era el tamaño de las penas y el acuerdo era mostrar unidad, debatir todas las decisiones y que no hubiera fisuras ni disidencias en ese bloque.
Fue la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) la que hizo entrega del informe con dataos sobre desaparecidos al entonces presidente Raúl Alfonsín. Esto tuvo lugar el 20 de septiembre de 1984. Dos meses después el gobierno hizo una consulta popular para saber cuál era la posición de la sociedad frente a la pelea con Chile por el Canal de Beagle. Ganó el si con el 82,60% de los votos.
En 1985 tuvo lugar el Juicio a las Juntas. El hecho contó con testimonios intensos de los sobrevivientes y familiares de detenidos-desaparecidos, habiendo un total de 800 testigos. Los fiscales eran Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo.
Todo comenzó cuando el 15 de diciembre de 1983, Raúl Alfonsín sancionó el famoso Decreto N º 158/83 que ordenó someter a juicio sumario a nueve militares de las tres armas que integraron las Juntas y que dirigieron el país desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas en 1982: Jorge Rafael Videla, Orlando Ramón Agosti, Emilio Eduardo Massera, Roberto Eduardo Viola, Omar Graffigna, Armando Lambruschini, Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y Jorge Anaya. El expediente tramitó por la desde entonces emblemática «Causa 13/84».
El General Reynaldo Benito Antonio Bignone sería juzgado aparte como Presidente de Facto.
La diferencia no se suele advertir, pero hasta la Guerra de Malvinas, las tres armas compartían el poder. Al ser derrotados, la Marina y la Fuerza Aérea dejaron el Gobierno Nacional y todos sus cargos.
Un dia como hoy pero hace 35 años leían la sentencia en el Juicio a las Juntas
La lectura del fallo se había programado para las 5 de la tarde. El clima era de tensión. Hubo 100 periodistas y 200 invitados que tenían la posibilidad de estar presentes. Hebe de Bonafini ingresó por una entrada especial destinada para las Madres de Plaza de Mayo, y en el control de metales le pidieron que no ingresara con el pañuelo. Hebe siguió caminando. Hubo un segundo control, se lo volvieron a pedir y no tuvo otra alternativa más que entregarlo. No obstante, tenía varios pañuelos en su haber y se puso nuevamente uno que alertó a un policía que le pidió que se lo sacara, sin éxito.

Arslanián le dijo: “Señora, le tengo que pedir que se descubra la cabeza, de otro modo tendrá que abandonar la sala”. Hebe de Bonafini se levantó y se fue.
Las Sentencias
La sentencia dictada el 9 de diciembre de 1985 condenó a cinco de los militares acusados y absolvió a cuatro.
Videla y Massera fueron condenados a reclusión perpetua con destitución.
Roberto Eduardo Viola fue condenado a 17 años de prisión, a inhabilitación perpetua y destitución.
Armando Lambruschini fue condenado a 8 años de prisión, a inhabilitación perpetua y destitución.
Orlando Ramón Agosti fue condenado a 4 años y 6 meses de prisión, inhabilitación perpetua y destitución.
Los dos miembros de la fuerza Aérea, Omar Domingo Rubens Graffigna y Arturo Basilio Lami Dozo, fueron absueltos porque asumieron la comandancia del arma y se integraron al gobierno de facto después que se cerrara el único centro de detención de su fuerza.
Leopoldo Fortunato Galtieri y Jorge Isaac Anaya fueron absueltos porque no se pudo demostrar que personal a su cargo siguiera cometiendo alguno de los delitos del sistema ilegal de represión implementado cuando ellos asumieron el poder.
A su vez, el tribunal consideró que las juntas militares habían elaborado un sistema ilícito para reprimir a «la subversión» (sic) que llevó a que se cometieran «gran número de delitos de privación ilegal de la libertad, a la aplicación de tormentos y a homicidios», garantizando su impunidad.
Hace 35 años leían la sentencia en el Juicio a las Juntas: Error de cálculo
Massera estaba confiado en que iban a darle 12 años de sentencia, según sus cálculos, en 1997 estaba afuera. No fue el caso, le dieron cadena perpetua, y cuando le leyeron la sentencia, el represor quedó deshecho mentalmente. Los canales de televisión tenían la posibilidad de emitir la sentencia con audio. Durante el juicio sólo tenían permitido pasar la imagen pero no el sonido. Fue una cadena nacional.
Las perpetuas traían además inhabilitaciones y destituciones, fueron condenas ejemplares. Posteriormente se conoció el destino de Viola, Agosti y Lambruschini que cumplirían penas desde los 17 años hasta los 4 años y 6 meses. Serían los primeros juicios de 450 que vendrían después.

Los miembros del tribunal recibieron todo tipo de amenazas. A Arslanián lo siguieron durante varios días con el objetivo de indimidarlo. Frente a la vivienda de D´Alessio explotó uina bomba casera y otros recibieron llamados telefónicos intimidatorios.
Finalmente la jornada para el tribunal tuvo un cierre en la casa de Gil Lavedra. Allí se reunieron los camaristas con sus esposas y estuvo Strassera como invitado. Hubo cena, vino y anécdotas. Habían hecho historia y ellos lo sabían.
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