A 24 años del crimen de Sebastián Bordón vuelve a ocurrir un hecho de abuso policial, el crimen de Lucas González asesinado de un tiro en la cabeza por policías. Pero ¿Cómo fue el crimen de Bordón que tenía tan solo 18 años y estaba de viaje de egresados en Mendoza?
¿Cómo fue el crimen de Sebastián Bordón? Nació un 11 de octubre de 1978 en plena dictadura militar argentina en Moreno. En septiembre de 1997 a sus 18 años, Sebastián salió junto a sus compañeros de curso y con dos docentes hacia el sur de Mendoza, más específicamente hacia San Rafael, a una localidad llamada el Nihuil ya que era su viaje de egresados.
Llegaron ahí el 27 de septiembre y a los pocos días, el 30 de septiembre, Sebastián tuvo una crisis emocional que hasta el día de hoy no se sabe exactamente qué fue. Algunos hablan de ataques de pánico y otros de crisis de angustia o de nervios. Ese día comenzó a sangrarle la nariz y no podía dormir. Decía extrañar a su familia y a su novia y quería volver.
Lo cierto es que a raíz de ese ataque las docentes a cargo Ana María Brava y Patricia Mabel Andalde decidieron llevarlo con un médico que le dio Valium y acto seguido lo volvieron a subir al micro para continuar con la excursión programada como si nada hubiese ocurrido.
En el camino cuando se detuvieron en una estación de servicio, Sebastián tuvo otro ataque y comenzó a pedir ayuda a los gritos diciendo que lo querían drogar y matar, pero logran contenerlo y el viaje continúa. Sin embargo a los pocos minutos tuvo otro ataque peor, comenzó a gritar que lo querían matar y generó algunos destrozos en el colectivo en el cual se estaban transportando por lo tanto los docentes decidieron bajar a Sebastián en el Soñado, lugar donde estaban en ese momento, y dejarlo a cargo del comisario Carlos Plácido Escobar.
Sus compañeros y las docentes continúan el viaje y Escobar lleva a Sebastián hasta el destacamento del Nihuil. Desde ahí, de noche, se comunican con la familia de él y le piden que por favor vayan a buscarlo sin darles muchas más explicaciones. La familia de Sebastián pudo juntar dinero para ir hasta el Nihuil.
Mientras tanto Sebastián pasó la noche en el destacamento policial de ese lugar. El 2 de octubre de 1997 por la mañana Sebastián le dice a la policía que quería volver con sus compañero,s pero uno de los oficiales le dice que no puede y que pronto lo va a buscar su padre.
Sin embargo, seguramente a raíz de otro ataque, Sebastián golpeó al policía que lo estaba vigilando, Esteban Merelo, y salió corriendo. Rápidamente detrás de él salen en un patrullero los oficiales Abelardo Cubillos, Daniel Gómez y Roberto Gualpa.
Encuentran a Bordon a las pocas cuadras, intentan detenerlo, pero como se resiste le dan una brutal golpiza y acto seguido lo suben al patrullero y lo llevan nuevamente a la comisaría, donde esos tres policías junto a Merelo le dan otra golpiza y lo torturan.
Luego lo dejan retenido en una casa abandonada cercana. Esa tarde cuando el padre llega a la comisaría le dicen que Sebastián había golpeado a un policía y que se había escapado y que no lo podían encontrar. Rápidamente la noticia de que un estudiante había desaparecido comenzó a aparecer en los medios mendocinos, ya que no había sido el único caso similar ocurrido en esos años.
Los vecinos lo buscaban por todos lados, la policía, supuestamente, también. El 4 de octubre aparecen dos falsos testigos que intentaron con sus declaraciones desviar la investigación. Uno fue el camionero Humberto Vega Giménez que dijo que levantó al chico en la ruta y lo llevó fuera de la provincia por pedido de él.
La otra, la parapsicóloga Amanda Ledesma, una informante de la policía que también dijo que vio a Sebastián en San Luis. Con el correr de los días ambos supuestos testigos y los comisario Atencio, Escobar y Trentini siguieron armando y falsificando declaraciones. Se llegó a decir incluso que Sebastián estaba vinculado con el narcotráfico.
Durante esos días Sebastián murió agonizando por deshidratación dejado a su suerte en esa casa vacía por orden de los policías. Mientras tanto todos los seguían buscando. Su padre Luis recorría toda Mendoza en búsqueda de su hijo y su madre Miriam que estaba en Buenos Aires, iba a la casa de cada senador e intendente para que llamen al gobernador de Mendoza para que dé explicaciones sobre qué pasó con Sebastián Bordón.
Su presión era clave, principalmente porque eran épocas de elecciones en Mendoza y nadie quería quedar manchado con este caso, pero la policía no paraba de sembrar pistas falsas. Supuestamente rastrillaban toda la zona. Lo buscaban con perros y hasta con helicópteros, pero en teoría no encontraron absolutamente nada.
Esa falsa búsqueda duró 10 días. Entre el 10 y el 11 de octubre un grupo de vecinos y familiares de Sebastián se organizaron, juntaron dinero y viajaron hasta San Rafael para buscar a Sebastián por sus propios medios. Nadie confiaba en la policía.
El 12 de octubre decidieron ir a buscar en el Cañón del Atuel. Un lugar que supuestamente ya había sido revisado por la policía en dos ocasiones, sin embargo desconfiaban totalmente ya que les habían dicho que la policía solía tirar ahí los cuerpos de gente torturada.
En ese lugar encontraron a un hombre que alquilaba caballos a los turistas y deciden alquilar varios para realizar la búsqueda, pero como ninguno de ellos conocía la zona, y es más, como ni siquiera habían andado a caballo en sus vidas, este lugareño Juan Cruz Poblete se ofreció a acompañarlos.
Decidieron ir hacia donde había unos buitres volando en círculos. Después de cabalgar unos 10 minutos, llegaron y se encontraron con el cadáver de Sebastián Bordón. Tenía huellas de tortura, fractura de codo izquierdo y clavícula derecha, hematomas en el riñón izquierdo y una herida profunda en la cabeza.
Dato interesante, a las 5 de la tarde de ese día se iban a abrir las puertas de la represa, lo que iba a provocar que el cuerpo sea llevado por la corriente y probablemente jamás encontrado. La policía rápidamente postuló la teoría de que Sebastián se cayó o que incluso se suicidó, pero a raíz de todas las dudas que había se evitó que la policía se lleve el cadáver a San Rafael a hacerle la necropsia y, en cambio, fue enviado a Mendoza capital dónde se descubrieron las heridas.
Se llegó a la conclusión de que esa herida en la cabeza lo había dejado en coma, pero que no lo mató, simplemente lo dejaron morir y después lo tiraron por el barranco. Demás está decir que absolutamente toda la evidencia científica, todo el resultado de la necropsia refutó todo lo que la policía decía.
No había forma de que esas heridas y golpes sean producto de una caída. El 13 de octubre el gobernador Arturo Lafalla ordenó un sumario administrativo y separó de sus cargos a los policías sospechados por no poder garantizar la vida del menor. Ese mismo día renunciaron el ministro de Gobierno y tanto el Jefe como el Subjefe de la policía.
La desaparición y muerte de Sebastián Bordón transitó por dos carriles: Uno judicial, otro político. A sólo 12 días de las elecciones al gobernador de Mendoza Arturo Lafalla le cayó una bomba en las manos y le tomó sólo 24 horas desactivarla.
Durante el resto de octubre e inicios de noviembre se descubrieron más evidencias que destaparon la verdad, incluidos varios pelos encontrados en el patrullero de Gómez, Cubillos y Gualpa que eran compatibles con los de Sebastián Bordón. Los medios nacionales cubrieron esta noticia de punta a punta y la violencia policial volvió a ser tema de conversación en todos lados.
El 3 de noviembre detuvieron a Trentini, Gómez, Cubillos, Gualpa y Merelo y Atencio y recién el 2 de abril de 1998 detienen y procesan a Amando Ledesma y al comisario Escobar. El juez dictaminó que ese policía introdujo en el caso a la falsa testigo Ledesma.
El 4 de septiembre de ese mismo año detienen y procesan al camionero, Vega Giménez, que dijo haber llevado a Sebastián fuera de la provincia cuando en verdad estaba agonizando en una casa.
El 5 de octubre de 1998 procesan por encubrimiento al comisario mayor Atencio, se dictamina que no denunció el plan de encubrimiento y que se hizo partícipe.
En diciembre de 1999 el gobernador Arturo Lafalla anunció la creación del ministerio de Justicia y Seguridad de Mendoza que tenía como objetivo reestructurar absolutamente todo el sistema policial.
En pocas palabras, involucró al poder civil en el funcionamiento del accionar policial ya que hasta ese momento funcionaba de una manera bastante oscura y poco controlada. Con esa decisión el poder de los altos cargos de la policía pasó a ser controlado por civiles. El primero en asumir el cargo de ministro fue Alejandro Cazaban.
El juicio por el homicidio de Sebastián empezó en agosto de 2000 y duró 5 meses. Fue el juicio más largo en la historia de Mendoza y pasaron en total unos 195 testigos. El dictamen final fue que a Sebastián lo interceptó el móvil 739 al mediodía del 2 de octubre de 1997, luego de que se escapara de la comisaría. No se pudo comprobar si el golpe al policía fue cierto o simplemente una actuación para justificar todo.
Una vez que lo encontraron fue golpeado brutalmente por los policías Daniel Gómez, Abelardo Cubillos y Roberto Gualpa y luego lo escondieron con el permiso de su jefe, el comisario Hugo Trentini.
Roberto Gualpa y Abelardo Cubillos fueron acusados de lesiones graves y abandono de persona y condenados a 10 años de cárcel. Daniel Gómez por tener un rango más alto, fue condenado a 12 años. El comisario Trentini fue condenado a 15 años por homicidio.
Esteban Merelo y la parapsicóloga Amanda Ledesma a 2 años y 6 meses de prisión por encubrimiento. Los ex comisario Juan de Dios Satencio y Carlos Plácido Escobar así cómo también el camionero Humberto Vega Giménez fueron absueltos ya que para la justicia no estuvieron involucrados en la desaparición y muerte de Sebastián.
Para el 2007 ya no había ningún policía preso por el caso ya que todos habían sido beneficiados con la libertad condicional y otros habían pagado su fianza. En junio de 2007 el ex comisario Trentini fue condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar pero en 2020 le otorgaron prisión domiciliario.
Por otro lado la Dirección General de Cultura y Educación de Buenos Aires exoneró a las dos docentes que fueron con los estudiantes y al director de la escuela, quien organizó el viaje, por negligencias en la realización del viaje de egresados y el cuidado de estudiantes.
El caso de Sebastián Bordón destapó todo el abuso de poder que había en la provincia de Mendoza, mostrándolo al país entero y fue el último homicidio en democracia por parte de la policía en esa provincia.
Gracias a la incansable lucha de Miriam, al menos los culpables salieron a la luz y se hicieron cambios de raíz en el sistema policial. ¿Pero qué hubiese pasado si justo no eran épocas de elecciones, o si los padres y vecinos de Sebastián no hubiesen hecho todo lo que hicieron?
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