Historia de la Corte Suprema de Justicia

Historia de la Corte Suprema de Justicia. En la Constitución de 1854 se estableció la creación del máximo tribunal. Sin embargo, no fue hasta pasados los seis años cuando se estableció el mecanismo para designar a los integrantes.

Historia de la Corte Suprema de Justicia. La Corte Suprema de Justicia es la cabeza del Poder Judicial y es parte del Gobierno de la Nación Argentina. Su función es proteger a los ciudadanos y garantizar sus derechos frente a los posibles abusos de autoridades.

¿Pero a dónde se remontan sus orígenes?

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Debemos irnos a 1853, y a la Carta Magna estadounidense, guía del modelo. «Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina» de Juan Bautista Alberdi, también sirvió de inspiración.

Antiguamente, el Artículo 91 establecía: «El Poder Judicial de la Confederación será ejercido por una Corte Suprema de Justicia compuesta de nueve jueces y dos fiscales, que residirán en la Capital, y por los demás tribunales inferiores que el Congreso estableciere en el territorio de la Confederación».

El texto fue aprobado el 1° de Mayo de 1853 y las asambleas multitudinarias se hacían oír en las provincias: La gente estaba cansada de la anarquía, del desorden rosista y buscaban organizar el país.

Justo José de Urquiza, primer presidente constitucional, estableció provisoriamente la capital federal en la Ciudad de Paraná por el simple hecho de que Buenos Aires se declaró estado autónomo.

En contra de la Constitución Nacional y de la elección del mandatorio, el «Estado de Buenos Aires» se separó de la Confederación Argentina. Pero Urquiza siguió adelante e inauguró las sesiones del Congreso de la Confederación el 22 de Octubre de 1854.

Cada provincia, con excepción de Buenos Aires habían elegido a sus diputados y senadores. Dos meses antes, el Presidente Urquiza había designado a los primeros miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Confederación Argentina.

¿Quiénes eran estos hombres?: Gabriel Ocampo, José Roque Funes, Francisco Delgado, Martín Zapata, Facundo Zuviría, Bernabé López, José Benito Graña, Nicanor Molinas y Baldomero García.

Sin embargo, el flamante Tribunal nunca funcionó por los conflictos entre la Confederación Argentina con el Estado de Buenos Aires.

Fue en 1860, cuando tras varias negociaciones para reintegrar al Estado de Buenos Aires al seno de la Confederación, se reformó la Constitución Nacional y Entre Ríos envió sus representantes, para realizar modificaciones al texto.

Entre las principales reformas desaparecían todas las referencias a la Confederación Argentina y se utilizará el concepto de «Nación Argentina».

Por otra parte, se agregaron artículos, como el 94  que reemplazó al 91, y quedó redactado de la siguiente manera: «El Poder Judicial de la Nación será ejercido por una Corte Suprema de Justicia y por los demás Tribunales Inferiores, que el Congreso estableciere en el territorio de la Nación».

Para el 5 de marzo de 1860, Juan José Urquiza deja el cargo, y asume la Presidencia de la Confederación el Dr. Santiago Derqui, y el veterano de las Guerras de la Independencia y de las luchas civiles, el General Juan Esteban Pedernera, como Vicepresidente.

Bueno Aires entonces aceptó debatir la reforma de la Constitución de 1853 que se sancionó el 23 de septiembre de 1860 en Santa Fe para la cual se basaron en la Carta Magna estadounidense que en su Artículo III establecía: «Se depositará el poder judicial de los Estados Unidos en una Corte Suprema y en los tribunales inferiores que el Congreso instituya y establezca en lo sucesivo».

Así que Derqui decidió dejar sin efecto la designación de los jueces supremos que había efectuado Urquiza seis años atrás.

Pero a principios de 1861, los conflictos entre Buenos Aires y el resto de las provincias se hizo presente una vez más.

Bartolomé Mitre marchó a Santa Fe al mando de las tropas de Buenos Aires para someter al interior que reunía tropas en Diamante, Entre Ríos.

Y se enfrentaron en la conocida Batalla de Pavón, librada en el sur de la provincia de Santa Fe el 17 de septiembre de 1861.

No fue suficiente pero originó el principio del fin de la autonomía de las provincias del interior.

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Luego de la Batalla de Pavón, el mandato de Derqui al frente de la Confederación termina abruptamente y la Capital Federal de la Nación Argentina fue trasladada a Buenos Aires.

En 1862 se llamó a elecciones de los nuevos diputados y senadores para el Congreso de la Nación, y las elecciones para Presidente. Obviamente ganó Bartolomé Mitre luego de haber intervenido todas las provincias existentes en ese entonces y designar autoridades por la fuerza.

El 12 de octubre asumió la presidencia y vicepresidencia de la Nación Argentina, Bartolomé Mitre y como vicepresidente lo hizo Marcos Paz, inaugurando la costumbre de instaurar ese día como fecha para la asunción del mando del Poder Ejecutivo.

Pero todavía faltaba una cosa: conformar el Poder Judicial, para hacer cumplir el Artículo 94. Un día después de la asunción del nuevo presidente, el Congreso Nacional sancionó la Ley N° 27, que organizaba la flamante Justicia Nacional.

En su Artículo 6° la Ley disponía: «La Justicia Nacional se ejercerá por medio de una Corte Suprema de Justicia, compuesta de cinco Ministros y un Procurador General». De esta forma la Corte Suprema pasó, de tener nueve miembros a cinco.

Además, el Artículo 3° daba a los jueces el poder de declarar la inconstitucionalidad de las normas que se oponían a la Carta Magna de la Nación, a modo de garantía esencial para nuestro Estado de Derecho republicano.

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A la hora de proponer a los ministros de la Corte, el Presidente Bartolomé Mitre propuso a: Francisco de las Carreras, Salvador María del Carril, José Barros Pazos, Francisco Delgado y Valentín Alsina.

El primer Procurador General de la Nación fue el Dr. Francisco Pico.

También una obviedad, pero entre hombres que presentó el Presidente Mitre tenía como amigos al Dr. Valentín Alsina. No hubo críticas ya que el Primer Mandatario tenía la facultad de designar la primera composición del Alto Tribunal hasta que se expidiera el Senado de la Nación. Sin embargo, el senador Don Valentín rechazó formar parte de la Corte Suprema de la Nación.

El nuevo Presidente pasó a ser a Francisco de las Carreras y para la designación de los ministros siguió el trámite constitucional. Los magistrados contaron con la previa aprobación del senado.

Para el 15 de diciembre de 1862, el Poder Ejecutivo emitió un decreto disponiendo que los magistrados prestarían juramento ante el Presidente de la República para cumplir con el mandato del antiguo Artículo 98 de la Constitución Nacional.

El mismo disponía que «en la primera instalación de la Corte Suprema, los individuos nombrados prestarán juramento en manos del Presidente de la Confederación, de desempeñar sus obligaciones, administrando justicia bien y legalmente, y en conformidad a lo que prescribe la Constitución».

En dicha fecha, tuvo lugar la ceremonia en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación. Allí el Escribano de Gobierno labró el acta y Francisco de las Carreras fue el primero en prestar juramento frente al Primer Mandatario de la Nación. Luego, ante Carreras, lo hicieron los magistrados y el Procurador General.

A través del Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Eduardo Costa, Nación notificó a las provincias, que Argentina ya tenía sus tres poderes: «De hoy en adelante la propiedad particular, la seguridad individual, los derechos todos que la Constitución acuerda con los habitantes de la República, sin distinción alguna, colocados al abrigo de un poder moderador, estarán garantizados contra las invasiones a que la exaltación de las pasiones políticas tan fácilmente pueden conducir a los poderes públicos, induciéndoles a ultrapasar el límite de sus atribuciones respectivas».

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El 11 de octubre de 1863 la Corte dictó su primer reglamento interno y se instaló en la antigua casa de la familia de Juan Manuel de Rosas (Bolívar, entre Moreno y Belgrano con un secretario (primero Rafael Pereyra, y luego José M. Guastavino), un ujier y un ordenanza.

El 15 de octubre de 1863 dictó su primer fallo. Rechazó por improcedente un recurso interpuesto por don Miguel Otero contra una sentencia de la Sala en lo Criminal del Superior Tribunal de la Provincia de Buenos Aires. (Fallos 1:17).

Meses después se crearon los «Juzgados de Sección», hoy llamados «Juzgados Federales«.

La imprenta ubicada en Perú 101 fue donde se comenzaron a editar los fallos en 1865 con la supervisión de su secretario, José Miguel Guastavino, que en su «Prefacio» escribió que la obra sería «el gran libro, la grande escuela en que todos, y con particularidad los magistrados, los legisladores, los abogados y los estudiantes concurrirán a estudiar la jurisprudencia, la Constitución y la perfección o imperfección de las leyes, para emprender su reforma en presencia de los resultados que produzcan en su aplicación».

Desde entonces la Corte adoptó los votos impersonales, donde no consta quién es el autor del fallo. Todos los ministros lo suscriben al pie, por orden de antigüedad.

Recién el 10 de junio de 1865 el Poder Judicial estuvo completo. Propuesto por Mitre, José Benjamín Gorostiaga asumiría en la Corte, en reemplazo del renunciante Valentín Alsina.

«Como Presidente de la Nación busqué a los hombres que en la Corte Suprema fueran un contralor imparcial e insospechado de las demasías de los otros poderes del Estado, y que viniendo de la oposición dieran a sus conciudadanos la mayor seguridad de la amplia protección de sus derechos y la garantía de una total y absoluta independencia del Poder Judicial», decía Mitre sobe la conformación del Máximo Tribunal de la Nación.

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