Corazón Loco con Adrián Suar en Netflix: Mala con ganas y nada para rescatar
Corazón Loco con Adrián Suar en Netflix: Mala con ganas y nada para rescatar

Corazón Loco con Adrián Suar en Netflix: Mala con ganas y nada para rescatar. El último trabajo en conjunto de Adrián Suar con dirección de Marcos Carnevale atrasa 25 años y no genera las risas deseadas.

Corazón Loco con Adrián Suar en Netflix: Mala con ganas y nada para rescatar. No es la primera vez que esta dupla trae a la pantalla grande una historia trillada que explota la sobreactuación de Suar con temática costumbrista. En el 2017 estrenaron «El Fútbol o yo», historia de un hombre de familia que atraviesa severos problemas de pareja y trabajo por ser un adicto al fútbol.

Este año iba a estrenarse en las salas argentinas «Corazón Loco», pero por la pandemia los responsables de Patagonik, la productora detrás del film, colocaron la propuesta en el catálogo de Netflix que la promociona como «original» del gigante del streaming.

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La historia presenta a Fernando Ferro, un traumatólogo que afirma desde el inicio del metraje que es un hombre que nació con un corazón que tiene una «capacidad de amar mucho más que el de cualquier otro ser humano»(sic). Ese es el justificativo para explicar que vive una doble vida, es bígamo y tiene dos familias.

Corazón Loco con Adrián Suar en Netflix: A dos puntas

Ferro tiene dos esposas (Gabriela Toscano y Soledad Villamil) e hijos con cada una de ellas. Dos autos, dos alianzas, dos teléfonos celulares fácilmente identificables para él y distintas mudas de ropa. Para en Atalaya para hacer el cambio de vestimenta y vehículo, completando la mentira.

Ninguna sabe de la existencia de la otra ya que de Lunes a Jueves está en Mar del Plata y el fin de semana se traslada a Buenos Aires utilizando su trabajo como médico como coartada para escapar en el momento adecuado. Ese sería el «chiste» de la película. Luego sus esposas se dan cuenta del engaño y traman una venganza contra el personaje de Suar que pareciera que siempre es el mismo en «Un novio para mi mujer», «El fútbol o yo», «Dos mas dos» y este largometraje.

Corazón Loco: Suar siendo Suar

Mismo tono nervioso por parte del protagonista y el tono televisivo que Carnevale (Corazón de León, No soy tu mami y El Fútbol o yo, entre otras), le imprime a cada producción en la que está involucrado. No parece un largometraje sino un telefilm que podría haber ido a parar tranquilamente a la grilla de El Trece o un capítulo largo de una de sus tiras pasatistas.

El film busca la risa constantemente y esta simplemente no aparece. Uno no puede empatizar con el personaje principal por tratarse de un ser despreciable que trata a sus dos amores como si fueran dos tontas a las cuales engaña desde hace 10 años.

Corazón loco: telefilm en Netflix

El humor quedó en la promesa

Impiadoso el director al adjudicarle una penosa secuencia para Gabriela Toscano a la cual por un chiste nada efectivo de las primeras escenas de la película se ve obligada a estar en pantalla con los ojos tapados los primeros 15 minutos. Algo menos indigerible sucede con unas líneas imposibles que el guión le da a otra actriz talentosa como Soledad Villamil, que no termina de encontrar el tono de su personaje.

Las pocas escenas en las que el humor tiene cierta efectividad se apoyan en dos comediantes: por un lado Alan Sabbagh que hace de un amigo y colega del personaje de Suar y Dario Barassi como el confidente de Villamil. Lo notable es que cerca del final de «Corazón…» el personaje de Sabbagh queda perdido para nunca más volver a aparecer, como si los realizadores lo hubiesen olvidado de un momento a otro.

Corazón Loco con Adrián Suar en Netflix: Esto ya lo vimos

A medida que avanzan los minutos el espectador siente que está ante una suerte de remake de «Naranja y media», aquella tira de Telefé de 1997 con Guillermo Francella. Su personaje también llevaba una doble vida teniendo a Millie Stegmann como esposa y Verónica Vieyra como novia. Lo que era gracioso a fines de los 90, hoy en tiempos en los que se plantean parejas abiertas, poliamor y relaciones múltiples, incluso en la ficción nacional como «100 días para enamorarse», queda vetusto, ajado, viejo argumentativamente, totalmente fuera de época. Más aún en tiempos en los que sectores del feminismo han llevado adelante avances significativos en materia de derechos. Era más divertido y creativa la historia en la que una mujer tenía dos maridos para que no sea siempre el hombre el «vivo» que busca sostener algo imposible.

Existe además una fijación de esta dupla que es la de retratar historias de gente de clase media-alta y de Barrio Norte. Todos los personajes en la factoría cinéfila son exitosos, pujantes, llevan pocas contradicciones, tienen casas lujoas y necesidades básicas satisfechas por demás.

Nunca atraviesan una contradicción ideológica, pero tampoco se le puede exigir a una cinta de estas características una profundidad que no se propone. Se le pide que haga reir y no lo cumple en absoluto. Abunda la incomodidad y uno se siente mal por que experimenta compasión e impotencia por las dos mujeres que son víctimas de la falsedad y que aman genuinamente al protagonista sin conocer la cruda realidad.

Ya el avance que se vió en las salas antes de la pandemia subestima la inteligencia del espectador indicando detalles de la trama con texto, cuestión que se entienda lo que ya está claro con las imágenes. El avance de Patagonik (que es diferente al de Netflix) se puede ver aquí:

Clicks para el enojo: un posible negocio

La pregunta que cabe hacerse es ¿cuál es el motivo por el que Netflix adquiere los derechos de este desastre? Una hipótesis posible es el consumo en favor de la indignación. A mayor clicks, más grande es el negocio para la plataforma. «Corazón…» se encuentra entre los primeros puestos pese a que la crítica negativa hacia la producción es unánime tanto en radio, televisión como en internet.

Tan adversa fue la repercusión que el propio Carnevale se vió obligado a defender su obra en los medios de Grupo Clarín, una de las principales productoras de la película. El realizador afirmó que estaba contando la historia de un psicópata pero sin condenar desde la trama en ningún momento el accionar del protagonista, sino mostrandolo en un tono supuestamente asociado a la comedia, fallando estrepitosamente en ambos propósitos.

El film llegó a más de 100 países, el daño que le hace al cine nacional será difícil de reparar, aún con los premios que ha ganado nuestra filmografía con «La Historia Oficial» y «El Secreto de Sus Ojos», también la nominación de «Relatos Salvajes», las tres en un nivel superior a este largometraje.

Carnevale por dos

«Corazón…» parece haber sido gestada para su olvido inmediato, incluso desde el minuto que se sale de la sala o bien cuando se busca otra cosa en el gigante colorado, el último refugio que encontró esta cinta sin el menor matiz ni momento trascendente.

Lo aún más notable es que este film está a cargo del mismo director que supo ofrecer obras maravillosas como «Anita», «Viudas» y «Elsa y Fred», grandes joyas de nuestro cine nacional, con una sensibilidad y con personajes con capas emocionales complejas.

La impresión que podrá tener quien conozca ambas facetas de este realizador es que el que potencia lo peor de este director es el propio Suar, con quien escribe guiones como el de esta fallida historia. No es la primera vez que ocurre y todo parece indicar que no será la última, lo que al igual que este film, de gracioso no tiene nada.

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