(por Andrés Llinares y Dragón Verde).- Bonsem falleció el 8 de junio de 2015 a los 48 años de un infarto y fue enterrado en el Cementerio de Morón el día 11. Shockeó a toda la comunidad under de la zona oeste y en especial a la de Castelar e Ituzaingó. A fines de los ´80, todos los ´90 y principio del milenio, «Bonsem» creó un espacio de resistencia al mainstream en su casa de Montes de Oca en Castelar. (Foto: Castelar Digital).
Le decían Bonsem. Aunque a él le gustaba apodarse Lord-running Clam (Señor Corredor Almeja), personaje de la novela Clans of The Alphane Moon de Philip Dick. Y eso era Bonsem: la combinación indescifrable entre la locura inofensiva de Dick, la figura de Marshall Berman y los signos del flâneur argentino que inventó Luca Prodan. Bonsem era un tipo que hacía de su rareza una estética y de la estética un arte, el de combatir lo establecido.
Se hizo conocido por lo que sabía de internet cuando recién era un mundo completamente desconocido a velocidad de 56 K. Trabajó en PC Users y de ahí pasó a ser director de Virus Report, revista de la misma empresa editorial. Tiempos románticos. Internet era un sub-mundo repleto de artistas, locos y aventureros y no el espacio efectivo para la fluidez del dinero y el intercambio de mercancias a velocidad de la luz.
Su obsesión no era hackear, sino acceder a información de las grandes corporaciones y Estados que deberían ser públicas. Y lo logró diez años antes que Julian Assange. Pero, claro, en Argentina y cuando aún no existía la red social planetaria. Su libro «Llaneros Solitarios: La Guerrilla Informática» que escribió junto a Raquel Roberti (periodista de Página/12) y publicó en 1995 a través de Espasa Calpe, más su figura y su activismo, lo colocó en un lugar que no quiso y jamás reconoció. Porque también dio asilo, concentró y estalló su casona de la calle Montes de Oca y Carlos Casares de Castelar Centro, donde introdujo la movida cultural under de la zona oeste cuando hacer música era de ladrones, maricas y faloperos (Cazuza).
Ahí se hacían hermosas fiestas freaks en la que circulaba el trago de la casa: «Dragón Verde». Del trago salió el nombre de las fiestas posteriores y el de la banda de rock que se bautizó «Dragón Verde» a modo de homenaje y firma esta nota junto a mí. Pasaron por la casona Charly García (sí, es cierto), El Presidente, El Popinauta, Los Pérez García, No Tengo, Zoom, Explorador Azul y Limón (Pol). Su alma infantil lo empujó al mundo de la ciencia ficción. La ciencia ficción fue su hogar. Un hogar de libros con escritores hermanos y finalmente se hizo compañero de poetas (El Tano).
Tiene toda una obra escrita que movió desde el Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía, desde donde participó en la creación de revistas como Axxon y Neuromante INC. Y luego activó sus textos desde la nómade Feria del Libro Independiente Autogestiva.